De señalada autoridad moral, los abogados que integran el Foro Penal Venezolano (FPV) le prestan un enorme servicio al país, sin la estridencia del protagonismo político que tampoco desean. Centenares de familias, en medio de la más feroz represión, confían y acuden a la organización no gubernamental para intentar responder a un gobierno que no tiene límites.
Luis Barragán / Diputado a la Asamblea Nacional / @LuisBarraganJ
La cabal defensa de los derechos humanos, aún en las situaciones más arriesgadas y espinosas, encuentra respuesta en el FPV, ejemplificando muy bien la diligente actuación de otras entidades semejantes que también construyen ciudadanía. No se entenderá una futura transición democrática, sin la presencia, la actividad y el celo de estas organizaciones de voluntarios cuyo único compromiso es con el país.
El FPV está presente en las también peligrosas instalaciones tribunalicias y a altas horas de la madrugada, asistiendo a las personas que injustamente resultan detenidas por sus actividades comprobadamente pacíficas y cívicas. Deben, además lidiar, demasiado frecuente, con la persecución policial, el acecho de los colectivos armados y hasta con otros y ajenos abogados-zamuranos que buscan cobrar y muy caro a las víctimas, aunque los foristas nunca lo hagan por las diligencias que la acreditación profesional pudiera autorizar.
E, igualmente, lidiar con sectores de la oposición que, en lugar de ayudar en sus esfuerzos, se empeñan en supeditarlo a sendas directrices de partido. Uno que otro impasse ha superado el FPV, teniendo muy claro el propósito y las responsabilidades que lo animan y explican.
Hay un modelo de actuación de esta y las otras organizaciones no gubernamentales, digno de compartir y mejorar que, por cierto, contrasta con algunos de esos sectores de la oposición que las aspiran subordinadas a sus más inmediatos objetivos e intereses. Obrar de buena fe genera también la eficacia indispensable, acaso la fórmula más representativa de los esfuerzos ciudadanos que tanto sorprenden al régimen, repeliéndolos.
DC/Dip. Luis Barragán / @LuisBarraganJ