Se cumplen 20 años del suicidio del fotoperiodista ‘Pulitzer’ Kevin Carter

Cuentan que si Kevin Carter no hubiese sido fotógrafo, habría sido piloto de carreras. Le gustaba vivir cerca del peligro, aunque en realidad comenzó su carrera siendo fotógrafo de deportes. Antes, había sido locutor y editor de fotos del ‘Daily Mail’ en Johannesburgo.

Lo más importante de una historia era la imagen, decía. Fotografió muchas. Como la escena de un bebé agonizando de hambre siendo acechado por un buitre, en Sudán. El ‘New York Times’ publicó la foto, y Carter ganó el Pulitzer. Pero le llovieron las críticas. La opinión pública entendió la fotografía como una alegoría de lo que sucedía en Sudán: el niño simbolizaba el hambre y la pobreza, el buitre era el capitalismo y Carter, la indiferencia del resto de la sociedad. Lo cierto es que el niño, Kong Nyong, no murió entonces, sino en 2007 por fiebre.

A la presión de las críticas se unió otro golpe: el asesinato de su amigo y también fotoperiodista Ken Oosterbroek mientras cubría un tiroteo en Johannesburgo. Además, se dice que Carter tenía problemas familiares, una personalidad desordenada y que tomaba drogas.

El 27 de julio de 1994 se suicidó. Tenía 33 años. Dejó una nota en la que decía: “Estoy deprimido […] sin teléfono […] dinero para el alquiler […] Estoy atormentado por los recuerdos vividos de los asesinatos y los cadáveres y la ira y el dolor […] del morir del hambre o los niños heridos, de los locos del gatillo fácil, a menudo de la policía, de los asesinos verdugos […] He ido a unirme con Ken, si tengo suerte”.

Fuente: The Guardian

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