Alberto Contador culminó junto a la diosa Cibeles su segundo triunfo en la Vuelta a España y el regreso a la cima del ciclismo una vez que concluyó la última etapa que rindió pleitesía al vencedor en el paseo de 115 kilómetros entre Cercedilla y Madrid.
El alemán John Degenkolb (Argos) se sumó a la fiesta levantando las "manos" por sus cinco victorias al esprint.
El alemán se coló en la fiesta de Contador en las tórridas calles de la capital. Falló en Valladolid porque Bennati le comió entonces la tostada, pero entre Colón y Atocha el Argos le puso alfombra roja y el germano, que de pequeño fue obligado por su padre a cambiar el balón de fútbol por la bici, no falló.
También levantó los brazos entre la multitud Alberto Contador. Cuatro años después de su primer triunfo en 2008, el de Pinto, de 29 años, volvió a lo más alto del cajón para refrendar que sigue en la élite del pelotón internacional.
En un año especial, ya que tras cumplir la sanción por dopaje impuesta por el TAS, se presentó en la salida con solo seis días de competición y alguna duda a cuestas.
"Una victoria especial después de todo lo que he pasado y porque ha costado mucho. Cuando conseguir algo cuesta tanto se saborea de forma especial", fueron sus primeras palabras en meta.
Sacándose la espinita
No ganaba un gran Tour desde 2009, y desde entonces su peregrinaje por la zona sombría del ciclismo lo colocó en otro tipo de debate. Cumplida la penitencia y superadas las dudas, Contador ha vuelto a ganar.
La hazaña inolvidable la consiguió, ante rivales como Alejandro Valverde y "Purito" Rodríguez, que le han escoltado en el podio, y el británico Chris Froome, su futuro rival en el Tour de Francia.
Fin de una Vuelta entretenida, competida, de considerable respuesta popular en las cunetas, marcada por los 11 finales en alto, un diseño que busca el espectáculo y que la diferencia de las otras dos grandes. Ahora el Mundial. La meta elevada en Valkenburg les sonará mucho a Contador, Valverde y Purito.
Europa Press