La sangre que brotó de sus heridas mortales se mezcló con la arena de la desolada trilla, haciendo que una pasta de barro se le adhiriera a la piel.
Habitantes de la zona que se acercaron a ver el cadáver, aseguraron no conocerlo. Personas que no se identificaron dijeron que nunca lo habían visto.
El infortunado medía un metro 65, de contextura delgada, piel morena, cabello negro y corto. El cuerpo fue trasladado hasta la morgue forense, donde se espera que sus familiares hagan el reconocimiento.