El portavoz del gobierno local, Win Myaing, informó a los periodistas de que más de 70 personas han resultado heridas, incluidos varios menores.
En los enfrentamientos entre miembros de las comunidades musulmana y budista han sido incendiados más de 2.000 edificios, incluidos mezquitas y templos budistas.
En un intento por contener los enfrentamientos, las autoridades mantienen el toque de queda en las aldeas de Mrauk U y Minbya, los dos lugares en los que comenzó la violencia que luego se extendió a otras localidades.
El gobierno dio la orden hace dos días de enviar tropas de refuerzo a la región, en la que la ola de violencia que se desató el pasado 28 de mayo causó 88 muertos, la mayoría musulmanes de la etnia rohingya.
El detonante de aquella primera ola de violencia, durante la que también fueron destruidas 2.230 casas y unas 100.000 personas huyeron de las aldeas, fue el hallazgo del cadáver de una mujer budista violada y asesinada por tres musulmanes.
Unos 800.000 musulmanes de la etnia rohingya habitan en Birmania, la mayoría en Rakhine, aunque las autoridades de este país de mayoría budista no les reconocen la ciudadanía y mantienen que proceden de la vecina Bangladesh.
Esta comunidad apátrida tampoco es reconocida en Bangladesh, donde unos 300.000 rohingya se encuentran hacinados en campos de refugiados.
EFE