El origen de la violencia fue la detonación de un coche bomba el pasado viernes que mató al jefe de inteligencia de la nación, el General Brigadier Wissam al-Hassan, la más alta figura asesinada en más de siete años.
El funeral de al-Hassan ocurrió este domingo, y tras ello, manifestantes tomaron las calles protestando contra el primer ministro Najib Mitaki por no prevenir el ataque.
El multitudinario funeral del jefe de la Inteligencia libanesa, general Wisam al Hasan, víctima de un atentado el pasado viernes, terminó en enfrentamientos entre la policía y los manifestantes cerca de la sede del Gobierno en Beirut.
Decenas de miles de personas comenzaron a congregarse en la Plaza de los Mártires, junto a la mezquita Amin y el mausoleo de Rafic Hariri, donde fue enterrado Al Hasan y su chófer. En un discurso durante las exequias, el exprimer ministro y jefe del grupo opositor Futuro, Fuad Siniora, pidió la dimisión del primer ministro libanés, Nayib Mikati, tras acusarlo de ser "responsable" de la muerte de Al Hasan en el atentado con coche bomba del pasado viernes, en el que murieron otras dos personas y 126 resultaron heridas.
Pero la violencia no está limitada a Beirut. Para mediodía de este lunes, al menos dos personas murieron en la ciudad de Trípoli y una murió en Sidón, reportó la Agencia Nacional de Noticias de Líbano. Los muertos incluyen una niña en Trípoli, según el Ejército libanés.
Las calles aún están bloqueadas en varios barrios de Beirut pero el ejército libanés pidió a ciudadanos limpiar las calles bloqueadas.
En medio de la violencia, el ala joven de la coalición 14 de Marzo llamó a una manifestación pacífica en la Plaza de los Mártires en Beirut para este lunes por la mañana.
Aun cuando Siria condenó el ataque, las acusaciones sobre quien fue responsable se centran en el gobierno sirio. Al-Hassan se oponía al presidente Bachar al Asad, y dirigía una investigación sobre un político libanés acusado de trabajar con dos funcionarios sirios para planear ataques dentro de Líbano.
DC/CNN en Español/EFE