El futuro de las relaciones con Cuba están siendo claves en el proceso de sucesión de Hugo Chávez, quien este martes fue operado en la isla caribeña del cáncer que padece.
En la lucha por el poder que se desató en el chavismo con el agravamiento de la salud del dirigente venezolano, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, hizo llegar secretamente a altas instancias de Washington su disposición a algún tipo de acomodo, con Cuba como telón de fondo.
A cambio de una «no beligerancia» estadounidense, Cabello se presentaba como «el anticubano» -tiene a gala no haber pisado nunca la patria de los Castro-, frente al vicepresidente Nicolás Maduro, el hombre de confianza de La Habana y finalmente ungido por Chávez, según personas conocedoras de los contactos llevados a cabo a través de la Embajada de EE.UU. en Caracas.
Precisamente diversos analistas atribuyen el momento del anuncio público hecho por el líder bolivariano en favor de Maduro a la urgencia de cerrar el paso a un Cabello que aparentemente se encontraba en avanzadas maniobras para atraerse importantes sectores del chavismo.
Traslado de los servicios secretos
Aunque por lo pronto Cabello se ha plegado a los designios del presidente, éste, por si acaso, tomó precauciones: en su corta visita del pasado fin semana a Caracas, Chávez firmó el pase de los servicios secretos del Ministerio para Relaciones Interiores, cuyo titular es próximo a Cabello, a la Vicepresidencia.
En su apertura hacia Washington, el presidente de la Asamblea Nacional habría estado buscando la vista gorda estadounidense a su implicación en el narcotráfico (ha sido acusado ante la DEA por el ex juez Eladio Aponte de ser el jefe operativo del «narcoestado») a cambio supuestamente de distanciar a Venezuela de Cuba.
Los puentes con EE.UU. también los había estado tendiendo el veterano dirigente chavista José Vicente Rangel, quien se entrevistó a comienzos de la semana pasada con Jim Durham, jefe de misión de la Embajada.
Intercambio de embajadores
Al margen de intereses particulares de Cabello, fuentes diplomáticas apuntan a gestiones más amplias, destinadas al intercambio de embajadores entre ambos países a raíz del estreno del segundo mandato de Barack Obama.
A finales de 2010, EE.UU. retiró el visado al entonces embajador venezolano en Washington (ahora en Madrid) tras el veto de Caracas al embajador que la Casa Blanca había designado para el país caribeño.
Mike Hammer, subsecretario de Estado de EE.UU. para Asuntos de Prensa, expresó el pasado jueves el deseo norteamericano de contar con embajador en Caracas. «Queremos que haya un intercambio de embajadores. Creemos que eso proporciona una oportunidad de tener un diálogo más próximo. Desafortunadamente, por ahora Caracas no ha estado interesada en que se haga el intercambio», manifestó.
Un alto cargo del Departamento de Estado admitió que ante el escenario de sucesión de Chávez, EE.UU. considera importante tener representación diplomática al máximo nivel en Venezuela, para poder contar así con un interlocutor cualificado de cara a contactos con la oposición y sectores del chavismo.
ABC