La mañana del pasado viernes, una requisa sorpresa llegó al penal con la intención de desarmar a los presos que, aún pagando condena, se sirven del lugar para seguir haciendo fechorías y cometiendo hechos ilícitos penalizados por las leyes venezolanas.
Disparos y explosiones de granadas se escucharon a lo lejos del recinto penitenciario larense. Las tanquetas de los efectivos militares hicieron acto de presencia en las adyacencias del lugar. Pronto los rumores comenzaron a intensificarse y por último, la noticia: Reclusos muertos tras un motín en Uribana.
Desde ese momento la desesperación invadió el corazón de cada madre, esposa, hija y padre de los presos. Algunos aún no se mueven de los alrededores del centro de reclusión, otros, hacen vigilia en la emergencia del Hospital José María Pineda, lugar donde los galenos se dispusieron a atender la decenas de heridos que resultaron luego de la reyerta.
Hasta la fecha, han sido confirmadas 54 muertes y más de 100 heridos son atendidos en el centro asistencial mencionado. Trabajan arduamente en la morgue y emergencia del hospital para dar con la identificación de cada uno de ellos y así, sus dolientes podrían estar tranquilos o inmersos ante una resignación de saber que, tarde o temprano eso sucedería.
Esta ha sido una de las peores masacres vividas en los penales venezolanos. La ministra Iris Varela, esta tarde anunció el desalojo total de la cárcel anunciando el traslado de los presos que resultaron ilesos ante los hechos de violencia vividos en Uribana.
Momentos a las afueras de la emergencia del Hospital José María Pineda:
En los alrededores de la cárcel…
DC
FOTOS: Juan Carlos Hernández, Xinhua.