Ya hay tantos precandidatos para las posibles elecciones presidenciales, que si se descuidan repetirán los errores de la vieja izquierda mineralizada de los años 80, cuando ante su peor ceguera y enanismo táctico, fue a las elecciones de 1988, con Teodoro Petkoff, Edmundo Chirino, Andrés Velázquez y David Nieve.
Van a elecciones de gobernadores y por mezquindades ante su recién candidato presidencial, arranca cada quien por su lado a ofrecer sus proyectos y demás jerigonzas, en vez de darle continuidad a las propuestas alternas, enarboladas por todos los caseríos, pueblos y ciudades en la campaña anterior, por su líder emergente; propuestas que a pesar de sus resultados, no implicaban la perdida de su vigencia. Desdibujándose con esta errática forma de asumir los liderazgos regionales, la idea de un proyecto único alternativo, tal como sabiamente si lograron desarrollarlo, quienes a pesar de la ausencia física de su líder, jamás perdieron de vista la coherencia nacional y el aprovechamiento de esta debilidad del contrincante, para aniquilarlos inteligentemente al detal.
Convocan a una marcha por el espíritu del 23 de enero, se dejan amedrentar por los gritos amenazante de los colectivos radicales del chavismo, y sin la explicación necesaria reculan, dejando un manto de dudas a quienes se disponían a reivindicar esa gesta histórica, para luego de forma vergonzosa y aislado en el ghetto de Parque Miranda, realizar una declaratoria de principios, que no emocionó ni a los estudiantes que andan fajaos en las calles, exigiendo y con mucha razón, que así como Fidel se informa diariamente acerca de la salud de nuestro presidente, también se le conceda ese derecho al pueblo venezolano, ni al anciano que añora de nuevo, con o sin razón, una vuelta a las revueltas como la del 23 de enero.
Demuestran una férrea unidad, eso si, para desvirtuar y excluir con el cuento de ser salta talanquera, a todo aquel que exija una revisión seria de sus desaciertos, y porque no, del reconocimiento de sus aciertos, como las elecciones parlamentarias de 201O y las primarias de 2012. Desestimando con estas prácticas el hecho mismo de que solo la discusión, franca, sin corta pisas y de iguales, acerca del papel que debe jugar ese colectivo hacia el futuro, hará posible recuperar de nuevo la ofensiva política y las expectativas de cambio, que a pesar de los reveses, hoy se sienten más cercanas de la que muchos, de quienes allí se erigen como dirigentes, la perciben.
A todas estas el país avanza en medio de una gran vulnerabilidad económica, política y social. Seguimos transitando por el pedregoso camino de la polarización política, pero el pueblo y parafraseando al cantor, quien es sabio y paciente, sabrá buscar su propio derrotero y aún en medio de sus dificultades, a la hora de las definiciones y de no encontrar una verdadera vanguardia que lo conduzca a su victoria; a los que hoy se empeñan en continuar errando y obstaculizando los caminos prometidos de una Venezuela verdaderamente democrática, inclusiva, participativa y progresista, les dirá con su sabiduría infinita: Con la MUD muchas gracias.