Fueron cerradas las calles aledañas y el lugar se llenó de ambulancias y fuerzas de seguridad. Una columna de humo negro espesa se elevó en los segundos posteriores al estallido.
Testigos confirmaron a la BBC que se trató de un ataque suicida. Golnar Motevalli, un trabajador de Iran Airlines -comercio que se encuentra frente a la embajada y que también resultó dañado-, dijo haber visto cuando los médicos cargaban en la ambulancia los restos del atacante.
Según fuentes anónimas citadas por AP, la policía ha examinado cintas de video y marcó a dos posibles personas como autoras. El embajador norteamericano en Ankara, Francis Ricciardone, le dijo a los reporteros que «la situación es muy triste» y que habían perdido a uno de los guardias, de nacionalidad turca, que trabajaba en el lugar. Una mujer que había ido a realizar un trámite de visado resultó seriamente herida.
Turquía es un país cada vez más importante en la geopolítica de Medio Oriente y en los últimos meses se convirtió en la base de la OTAN para marcar territorio en su pulseada con el régimen de Bashar Al Assad en Siria.
Después de que algunos obuses del Ejército sirio estallaran del lado turco de la frontera, Ankara solicitó protección a la OTAN, que envió seis baterías de misiles Patriot. La primera de ellas ya está «instalada y operativa» desde enero.
Hasta el momento ningún grupo se ha adjudicado la autoría del hecho. Las hipótesis son varias. Desde grupos que apoyan a los separatistas kurdos hasta militantes del islamismo radical disgustados por la relación entre Turquía y la OTAN, están en la mira.
El último ataque terrorista de grandes proporciones en Ankara tuvo lugar en 2007 y dejó como saldo nueve personas fallecidas y 120 heridas. En esa oportunidad también se trató de un atentado suicida.
DC/Infobae