Katherine Ferrer, presidenta de la fundación, manifestó que la receptividad fue maravillosa. Se plantearon como meta atender alrededor de 80 personas, pero pasadas las 10.00 de la mañana, ya el número estaba superado.
Entre alegría y deseos de contribuir con su granito de arena a la noble causa, se fueron sumando las donaciones. Las niñas se robaron la atención de los presentes. Con gran cariño y entusiasmo, entregaron su cola.
Los estilistas seleccionados para el trabajo se mostraron entusiasmados por colaborar en la primera jornada, que culminó a las 6.00 de la tarde. Se vendieron pulseras de silicón con el nombre de la fundación.
DC