El tema real del país es el de la institucionalidad, que, hoy por hoy, los venezolanos desde hace 15 años por el dichoso tema del populismo de nuestras figuras como del sectarismo conjugado en las acciones de estos funcionarios, han logrado hacer desaparecer del ambiente gubernamental el norte institucional que representan, dándole paso a la mediocridad y el irrespeto como la majestad de los cargos que ocupan, vitales para el modelamiento social.
La Institucionalidad es entendida como un atributo básico de la República, dentro de un digno estado de derecho. Por consiguiente se entiende que, si un Estado en ejercicio de su plena soberanía configura su distribución político-administrativa a la luz de la división de poderes, luego, esa República, se hará de todos los organismos (entendidos estos en abstracto) que dirijan ese gobierno y su ejecución al servicio de las personas y en pos del bien común.
La Institucionalidad, es un factor que cuando logra entenderse como facilitador de las políticas públicas, se logra observar en esta la cualidad de agilizar los procesos con la suficiente seriedad, compromiso y responsabilidad para los ciudadanos, quienes han escogido a tal cual, ciudadanos destacados en cualidad para ejercerlas. Esto determinará si un funcionario responde o no a las exigencias del pueblo o a un sector partidista. En base a esto, es realmente la discusión que amerita nuestra sociedad, en vez de la del Rector Diazjcv.
El factor determinante de esta institucionalidad en nuestros funcionarios, parte del enfoque de los deberes de su cargo y los derechos que ofrecen la mejor plataforma de servicio al ciudadano. La capacidad de estos gerentes públicos en lograr concebir y aplicar los principios de universalidad, solidaridad y eficiencia en sus obligaciones como representante, más que de un gobierno, de un Estado.
Dotar de una institucionalidad efectiva para la coordinación de las políticas y las responsabilidades orientadas bajo esta bandera, cierra un capítulo personalizado en Vicente Díaz; pero, abre muchas otras con respecto al estamento político local, regional y nacional. Esta Institucionalidad logra ser invisible, cuando la dicta cualquier proceso que no esté enmarcada en la Constitución Nacional. Por lo demás, su mal ejercicio asfixia, agota y consume a la sociedad que espera de estos su atención de acuerdo al marco jurídico y político.