«Es la misma casa de siempre, llevo allí 20 años», insiste el ministro de Energía y Petróleo, uno de los hombres fuertes del chavismo que desde 2002 tiene la crucial tarea de gestionar la ingente renta petrolera del país con las mayores reservas del planeta.
Vestido con jeans y chaqueta roja, el color que identifica al movimiento del fallecido Hugo Chávez, Ramírez se sienta en un sofá del amplio y luminoso despacho en el ático de la sede principal de Petróleos de Venezuela, en el este de Caracas, soleada en esta tarde de domingo.
Poco antes de la entrevista con AFP y la agencia económica Bloomberg, el candidato opositor, en un mitin en el centro de Caracas a una semana de las elecciones del 14 de abril, acusó a Ramírez de ser «el hombre más rico de Venezuela» y de ser «otro de los grandes enchufados de este país», de aquellos «que dicen ser socialistas».
Para Ramírez, las declaraciones del adversario del candidato chavista -el presidente interino Nicolás Maduro- se enmarcan en la guerra económica que sufre Venezuela por parte de la burguesía opositora nacional y extranjera con el fin último de desestabilizar al país.
El chavismo, en el poder desde 1999, acusa a la derecha de ser la culpable de varios de los males que azotan el día a día de los venezolanos, entre ellos la especulación, el acaparamiento y el desabastecimiento de productos básicos, que dispara la inflación, un 20,1% en 2012, la mayor de América Latina.
«Nosotros vamos a derrotar la guerra económica contra el Estado, vamos a usar todo el poder del Estado para hacerlo. Nicolás la va a derrotar», asegura Ramírez, un ingeniero de 50 años, que desde 2004 ostenta el doble cargo.
«Ya estamos curtidísimos. Aquí nos dieron un golpe de Estado, un paro patronal, un sabotaje petrolero, en el 2007 atentaron con el desabastecimiento y ahorita también».
Con un cuadro del libertador Simón Bolívar colgado a sus espaldas, Ramírez, que aplicó la reforma petrolera con la que PDVSA formó asociaciones bajo su control con empresas extranjeras y montó el financiamiento de las populares misiones sociales con los ingresos petroleros, no escatima elogios hacia Chávez, fallecido el pasado 5 de marzo tras casi dos años de lucha contra un cáncer.
«Si no hubiese nacionalizado la Faja del Orinoco (que alberga las mayores reservas de crudo del mundo), no hubiese sido posible» distribuir la renta petrolera, que entre 1999 y 2012 destinó 174.154 millones de dólares a programas sociales para los más desfavorecidos, dice.
«Antes las transnacionales se quedaban con todo», declara Ramírez, al recordar que bajo la administración de Chávez se modificó el régimen fiscal para que las empresas que operaban en el país pagaran más impuestos.
DC