El expresidente estadounidense, que vestía una camiseta rosada, abrió un espacio en su agenda para visitar a su escritor favorito y llegó al mediodía a la casa de Gabo, en una camioneta negra acompañado por un pequeño grupo de escoltas, casi de incógnito, reseñó el diario colombiano El Tiempo.
Gabo, vestido de blanco, y su esposa, Mercedes Barcha, lo recibieron en una sala del segundo piso de la casa, ubicada en la ciudad amurallada. Fue una conversación de viejos amigos. Hablaron de sus vidas en los últimos años. Al final, cuando se levantaron de la mesa a tomarse un par de fotos para el recuerdo, todos los trabajadores de la casa llegaron a posar junto al expresidente y el escritor.
«Yo soy la que te tomó la foto sacando la lengua», le dijo la fotógrafa de este diario a Márquez. «Cuidado vas a hacerlo otra vez», le advirtió Mercedes en ese instante a su esposo, y Gabo le hizo caso.
Cuando salió de la casa, hacia las 2:30 p.m., Clinton contó que fue una visita maravillosa. «Él ya no es tan joven como solía serlo, pero sus ojos brillan», contó.
También recordaron, según detalló Clinton, cómo se volvieron tan cercanos. «Hablamos sobre la familia. Me preguntó acerca de mi hija, a quien él conoció hace 20 años, y con quien tuvo una larga charla sobre sus libros. Se sorprendió de que una persona tan joven había leído tanto y conocía sobre su obra. Nos volvimos amigos por eso. Un mes después, él le envió a Chelsea (la hija) a la Casa Blanca toda la colección en inglés de los libros que había escrito, porque estaba muy impresionado de que ella ya había leído cuatro de ellos», dijo.
Al final, el expresidente le dio las gracias a Gabo por ser su amigo. «Y le dije que lo amaba», concluyó.
Clinton estuvo en Cartagena para inaugurar dos proyectos que apoya la Fundación Clinton, con el respaldo del filántropo canadiense Frank Giustra y la Fundación Carlos Slim.
DC/Panorama