Durante los últimos días, el máximo organismo gremial de los comerciantes organizados y formales del país ha venido haciéndole un seguimiento permanente al caso de la escasez y desabastecimiento de ciertos productos alimenticios en diferentes partes del país. Simultáneamente, ha estado recibiendo informaciones sobre el tema laboral y cumplimiento de lo que está previsto en la Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los Trabajadores (LOTTT), como en su Reglamento.
Y es la evaluación de ambas situaciones, unida al caso de la decisión gubernamental citada, lo que motiva su respaldo institucional, aunque alertando que entre los afiliados a las Cámaras que hacen vida común en Consecomercio -y los cuales se trata principalmente de pequeñas y medianas empresas- persiste seria preocupación por el aspecto laboral. Muchas de ellas no están en condiciones económicas de someterse a las rigideces del cumplimiento del horario planteado, ni de otorgarle a sus trabajadores dos días de descanso de manera continua. Los días escogidos para este merecido descanso deberían ser parte de un acuerdo entre trabajador y empleador.
El sector terciario venezolano está conformado principalmente por ese tipo de empresas, pequeñas y medianas. Además, su rol operativo es totalmente distinto entre los centros urbanos y medios rurales. Pero el tratamiento legal no establece diferencias, sino cumplimiento, y en ciertos casos el temor de sus modestos propietarios es a tener que cerrar sus empresas, dejar sin trabajo a sus pocos empleados y castigar a los consumidores.
Consecomercio considera que la prórroga vigente, con base en lo que está establecido en la LOTTT y su Reglamento, debería convertirse también en la posibilidad de que las autoridades, la Asamblea Nacional, la representación laboral y empresarial, además de la que han logrado constituir los consumidores, evalúen esta situación, y acuerden revisiones que se traduzcan en cambios reglamentarios.
Si eso no llegara a producirse en los términos como la propia situación económica está imponiéndolo, entonces, se le pudiera estar haciendo daño a muchas unidades comerciales, a sus trabajadores y, desde luego, a los consumidores, hoy ya sometidos a un sinfín de adversidades por los niveles de escasez que describió recientemente el Banco Central de Venezuela.