Hizo la acusación el coronel retirado del Ejército Carlos Alberto Ustra, que comandó el Centro de Operaciones de Defensa Interna (DOI-CODI) en el estado de Sao Paulo en la década de 1970, en una sesión de la comisión que Rousseff creó el año pasado para investigar las violaciones de los derechos humanos durante la última dictadura en Brasil.
Ustra, acusado de haber torturado, matado y ocultado cadáveres de activistas políticos perseguidos por el régimen, negó las acusaciones y alegó que cumplía órdenes para luchar contra grupos terroristas, entre los que citó a los que Rousseff estaba vinculada.
«Nunca hubo (asesinatos). Quien tendría que estar sentado aquí es el Ejército brasileño», afirmó el exmilitar al alegar que se limitó a cumplir las órdenes que recibía de sus superiores.
«Todas las organizaciones (que el Ejército combatía) tenían como objetivo implantar la dictadura del proletariado, el comunismo. Hasta la presidenta Dilma (Rousseff) integró organizaciones terroristas», agregó.
«Luchamos contra el terrorismo. Ellos atacaban cuarteles, robaban armas, incendiaban patrullas y explosionaban decenas de bombas. Enfrenté cerca de 40 organizaciones de izquierda, incluyendo cuatro en las que actuó la actual presidenta de la República», aseguró.
Rousseff militó en su juventud en organizaciones que combatieron la dictadura.
Por esa militancia fue torturada y encarcelada entre 1970 y 1972 bajo la acusación de subversión, aunque nunca se ha demostrado su implicación en atracos, secuestros o delitos de sangre, como han dicho algunos exmilitares.
Tras realizar sus acusaciones, el coronel retirado se negó a responder a las preguntas hechas por los miembros de la Comisión de la Verdad y justificó su silencio en un recurso de hábeas corpus que le concedió un tribunal y que le daba ese derecho.
El exmilitar, sin embargo, respondió algunas veces con provocaciones.
Cuando el presidente de la Comisión de la Verdad, Claudio Fonteles, lo interrogó sobre un documento encontrado en archivos militares y que cita la muerte de 50 personas en las celdas del DOI-CODI en la época en que fue comandada por Ustra, el coronel retirado mostró su irritación y negó todas las acusaciones a los gritos.
«¿Usted cree que eran angelitos que fueron muertos en la prisión? Ellos eran terroristas armados», afirmó.
Igualmente manifestó su irritación cuando el concejal de la ciudad de Sao Paulo Gilberto Natalini, al ser interrogado en la misma sesión, aseguró haber sido torturado violentamente por el entonces comandante del DOI-CODI.
El exmilitar dijo que no aceptaría ser cuestionado por un terrorista, a lo que Natalini, también a los gritos, respondió que el terrorista era Ustra.
Pocos minutos antes de escuchar al coronel retirado, la Comisión Nacional de la Verdad interrogó al también exmilitar Marival Chaves, quien trabajó en el DOI-CODI entre 1973 y 1976, y acusó a Ustra de haber comandado sesiones de tortura en el organismo y de «ser el señor de la vida y de la muerte».
Chávez aseguró que algunos presos morían en las instalaciones militares y los responsables por el organismo «montaban teatrillos para que parecieran suicidios o combates».
DC/Últimas Noticias