«El Espíritu Santo nos guía en la amistad y en la unidad con Dios y si escuchamos aquello que nos dice, podemos sentir que nos dice: Dios te ama, te quiere. Dejémonos guiar por el Espíritu Santo que nos dice que Dios es amor, nos espera, que nos ama como un verdadero papá», afirmó.
Francisco aseguró que Cristo ha derramado sobre los hombres esa «agua viva», para que sean hijos de Dios y para que sus vidas estén «guiadas, animadas y alimentadas por él».
Por ello, precisó, el cristiano es un hombre espiritual, «una persona que piensa y actúa siguiendo la inspiración del Espíritu Santo, cuyos frutos son amor, alegría, paz, comprensión, servicio, bondad, lealtad, amabilidad y dominio de sí».
Una imagen de la Virgen de Luján, patrona de Argentina y cuya festividad se celebra hoy, presidió la audiencia pública.
El papa Bergoglio es muy devoto de la patrona argentina y antes de comenzar la audiencia se acercó hasta la imagen, depositó un ramo de flores blancas, rezó un momento y le pasó la mano.
Cuando saludó en español dijo: «En este día en el que se celebra Nuestra Señora de Luján, celestial Patrona de Argentina, deseo hacer llegar a todos los hijos de esa querida tierra argentina mi sincero afecto, a la vez que pongo en manos de la Santísima Virgen todas sus alegrías y preocupaciones».
«Un aplauso, una gran aplauso», pidió el papa para la patrona argentina.
Sonriendo, con aspecto feliz, agregó: «más fuerte, que no lo escucho», mientras se colocaba una mano en una oreja.
Francisco también saludó a los fieles procedentes de España, Colombia, México, Venezuela y otros países latinoamericanos presentes, ante los que abogó para que «la relación filial con Dios, por obra del Espíritu Santo, nos haga ver también a los demás como hermanos y hermanas en Cristo».
EFE