Francisco hizo estas manifestaciones ante unas 70.000 personas que asistieron en la plaza de San Pedro del Vaticano a la audiencia pública de los miércoles, cuya catequesis dedicó a la misión evangelizadora de la Iglesia y al Credo.
El Obispo de Roma señaló que para evangelizar es necesario abrirse a la acción del Espíritu Santo y «no temer que cosa nos pida o a donde nos guíe».
El pontífice agregó que el Espíritu Santo «descendiendo sobre los apóstoles (Pentecostés) les sacó de la habitación donde estaba reunidos asustados» y que el «primer efecto importante» que se ve en esa acción transformadora es la unidad y el anuncio del Evangelio de tal manera que lo entiendan todos.
El papa Bergoglio añadió que en Babel, según la narración bíblica, comenzó la dispersión de los pueblos y la confusión de lenguas, «fruto de la soberbia y del orgullo del hombre, que quería construir con sus propias fuerzas, sin Dios, una ciudad y una torre cuya cima tocara el cielo», pero que con Pentecostés esas divisiones quedaron superadas.
«No hay más orgullos respecto a Dios, ni alejamiento de los otros hombres, sino apertura hacia Dios, salir a anunciar su palabra. Hay una lengua nueva, la del amor que el Espíritu Santo derramada en los corazones, una lengua que todos pueden comprender y que puede ser expresada en cada momento y en cada cultura», afirmó.
El pontífice subrayó que la lengua del Espíritu Santo es la lengua del Evangelio, «es la lengua de la comunión, que invita a superar la cerrazón y la indiferencia, divisiones y contraposiciones».
Manifestó que los cristianos tendrían que preguntarse como se pueden dejarse guiar por el Espíritu Santo para que su testimonio de fe sea de unidad y de comunión y como pueden llevar la palabra de reconciliación y de amor que es el Evangelio en los ambientes en los que viven.
EFE