A continuación las fuertes palabras dirigidas a quien recientemente aprobó la venta del canal de noticias.
Estimado amigo:
No soy quien para juzgar sus acciones. Por tanto, no quiero que mal interprete estas palabras. No es mi intención juzgarlo a usted, ni a ninguno de los miembros de su familia.
Créame: desde que me enteré que usted había decidido vender su paquete accionario en el canal de noticias Globovisión, sentí una profunda decepción. Siempre creí que usted iba a morir con las botas puestas. A pesar de la persecución que le montaron, a pesar del juicio que le armaron, y de los sopotocientos expedientes administrativos abiertos por Conatel contra ese canal, siempre pensé que usted se mantendría firme.
Lamento reconocer que me equivoqué. Usted no aguantó la presión que ejerció el gobierno. Y fíjese, aunque parezca mentira, aunque cueste creerlo, un par de ineptos como Nicolás maduro y Diosdado Cabello, terminaron logrando lo que un genio como Hugo Chávez no pudo: apoderarse de Globovisión y arrebatarle a los venezolanos el único canal de televisión por donde se podía ver una imagen diferente a la que el gobierno siempre ha querido proyectar.
En términos populares, eso sólo se puede resumir en un refrán: tanto nadar para morir en la orilla. Catorce años soportando la presión de la revolución, y de su máximo líder, Hugo Chávez, para terminar boqueando en manos de dos de sus delfines. Y todo por tratar de salvaguardar el capital financiero de la familia.
De nada valió por ejemplo, haber sacado por la puerta de atrás al director de ese canal, Alberto Federico Ravell, por presiones ejercidas desde el alto gobierno, con la promesa de que la persecución cesaría. De nada sirvió, dosificar un poco la programación, incorporando en la parrilla algunos programas un poco light para suavizar la dureza de las informaciones que se transmitían diariamente.
De nada valió, el sacrificio de Nelson Mezerhane, sus días de cárcel, acusado de estar involucrado en el asesinato de Danilo Anderson, la posterior intervención y expropiación del Banco Federal y con ello la consecuente apropiación indebida por parte de Fogade del 20% de sus acciones.
Al Final, la revolución (mejor dicho, los amigos de Diosdado) terminó quedándose con el canal y usted se quedó fuera del país, con unos cuantos millones de dólares en el bolsillo, pero sin la propiedad del hijo mediático que construyó durante 18 años consecutivos.
Señor Zuloaga: como profesor de Periodismo Económico en la Escuela de Comunicación Social de la ULA, sé perfectamente que los capitales no tienen corazón. Entiendo muy bien que usted haya preferido salvar su capital antes que perderlo todo y declararse en ruina. Pero lo que no puedo entender es la razón por la cual usted se decidió a vender el canal a unos empresarios que, usted bien lo sabe, no tienen la más mínima intención de continuar haciendo de Globovisión el canal de noticias de todos los venezolanos.
Extraoficialmente me han informado que usted recibió 68 millones de dólares por su paquete accionario. No sé si eso es verdad. Y tampoco me importa. Al fin y al cabo, ese es su dinero. No el mío. Pero si lo que usted quería era vender el canal y salirse de ese paquete, pienso que había otras opciones. Por ejemplo: qué tal si en lugar de vender la totalidad del paquete accionario a un par de nuevos compradores vinculados al PSUV, usted le hubiese vendido las acciones a un millón de venezolanos?. En las pasadas elecciones del 14 de abril, más de 7 millones de personas votaron por Capriles. Estoy seguro de que esos 7 millones de personas habrían contribuido con un pequeño aporte si se les hubiese dicho que era para comprar las acciones en Globovisión.
Si un millón de personas hubiesen colocado 100 dólares, usted habría recibido 100 millones de dólares por su paquete accionario, es decir, 32 millones más de lo que le pagaron los nuevos dueños. Y Globovisión no estaría hoy en manos de los amigos de Diosdado. Claro, no faltaráquien diga que Conatel no habría aprobado la operación, pero al menos habríamos armado un escándalo mundial acusando a un gobierno que dice ser socialista de no practicar las teorías económicas del socialismo.
Qué puede ser más socialista que un canal de televisión donde hay más de un millón de accionistas?.
Señor Zuloaga: con el debido respeto, creo que usted se apresuró al vender Globovisión. De hecho, ni siquiera esperó el resultado de las elecciones del 14 de abril que, como ya todos sabemos ganó Henrique Capriles. Usted claudicó mucho antes. Usted hizo lo que no hizo Marcel Granier y lo que tampoco hizo Nelson Belfort, para sólo poner dos ejemplos. Decenas de miles de empresarios venezolanos pudieron haber vendido sus empresas al oficialismo y no lo hicieron. Prefirieron perderlas antes que vendérselas a gente vinculada a Diosdado o a cualquier otro boliburgués.
Señor Zuloaga: allá usted con su conciencia. Usted tiene su dinero. Venezuela perdió una ventana hacia la libertad.
Por: GUSTAVO AZÓCAR A.