«Sí, he seguido los tratamientos de Fuentes», declaró Ullrich, de 39 años, acerca de su relación con Eufemiano Fuentes, médico español juzgado por ser el cabecilla de una vasta red dopaje.
El alemán justificó en la entrevista su dopaje debido a que quería llegar al mismo nivel que los demás ya que entonces «casi todo el mundo tomaba sustancias prohibidas».
«Yo no tomé nada que no tomaran los otros. Para mi la estafa empieza cuando alguien saca una ventaja. Eso no fue así. Sólo quería asegurar igualdad de oportunidades», dijo Ullrich.
La antigua figura del ciclismo alemán, sin embargo, señaló que el principal perjudicado por haber utilizado sustancias dopantes es él.
«Soy yo mismo el que se ha provocado los mayores daños, tanto en términos de mi imagen pública como por las posibles consecuencias que puede tener para mi salud», explicó, añadiendo que ahora quiere «ir hacia adelante y nunca volver atrás».
La confesión no ha sido bien recibida en su país, donde se le acusa de haber negado los hechos durante demasiado tiempo.
«Esto es demasiado poco y demasiado tarde», sentenció Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Alemán (DOSB) y candidato a la presidente del Comité Olímpico Internacional (COI).
«Si fuera una confesión verdaderamente creíble, Ullrich lo tenía que haber hecho varios años antes. Perdió esta oportunidad y en mi opinión juega con la retórica. No se ayuda a si mismo ni al ciclismo», dijo.
«Es demasiado tarde. Hubiera ayudado al ciclismo si lo hubiera hecho antes, poniendo las cartas sobre la mesa», coincidió Rudolf Scharping, presidente de la federación nacional de ciclismo, en declaraciones a la agencia alemana SID.
«Este es un nuevo récord de Europa de la mentira. Él había escrito en 2006 y 2007 en cuatro idiomas que no conocía a Fuentes», dijo por su parte Werner Franke, experto alemán en dopaje especializado en ciclismo.
Retirado en 2007, Ullrich había resistido desde entonces la fuerte presión mediática en su país para que confesara los hechos, sobre todo después de que salieran a la luz las prácticas dopantes en la década de 1990 del equipo Telekom, del que él era el líder.
Mientras otros ilustres compañeros como Erik Zabel y Bjarne Riis (vencedor del Tour en 1996) habían reconocido el uso de productos de dopantes, Ullrich lo negaba.
Incluso en 2008, bajo juramento, el ciclista negó ante el Tribunal de Apelación de Dusseldorf haber recurrido al dopaje, pero sólo en el periodo por el que fue interrogado (primer trimestre de 2003), en un litigio con un empresario que, convencido de que tomaba sustancias prohibidas, rechazaba pagarle unas cantidades que le adeudaba.
Ullrich, culpable de haberse dopado según la sentencia del Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) del pasado febrero, vio como sus resultados posteriores a 2005 fueron anulados.
La confesión de Ullrich llega cinco meses después de la de Lance Armstrong. El texano admitió en enero, en la televisión estadounidense, haberse dopado durante su legendaria carrera, en la que logró siete ediciones del Tour de Francia (1999-2005).
DC/ AFP