Lisboa y Caracas revalidan acuerdos económicos con la visita de Maduro

 

El jefe de Estado suramericano clausura una reunión de la comisión de cooperación bilateral en la que se han alcanzado acuerdos para que empresas portuguesas de construcción civil y naval, ensamblaje electrónico, energía y producción farmacéutica acometan proyectos de desarrollo en Venezuela.

La mayoría de los convenios renuevan o amplían acuerdos y contratos que arrancaron entre 2007 y 2011 cuando Chávez gobernaba en la nación suramericana y su «buen amigo» -como él lo llamaba- José Sócrates era primer ministro del Ejecutivo socialista luso.

El actual Gobierno conservador de Portugal, que lleva dos años en el poder, se ha mostrado decidido a estrechar aún más las relaciones con Venezuela, donde vive una extensa comunidad de origen portugués.

El mes pasado, el ministro de exteriores luso, Paulo Portas, abrió en Caracas las conversaciones sobre cooperación y acuerdos económicos, en la primera sesión de la VIII Comisión Mixta Portugal-Venezuela, que Maduro clausura hoy.

El jefe de Estado de Venezuela, que llega a Lisboa procedente de Italia y pocas horas después sigue viaje a París, tiene en su agenda oficial, junto a la clausura de la reunión de cooperación, sendas entrevistas con el primer ministro y el presidente portugués, el también conservador Aníbal Cavaco Silva.

Además del interés por ampliar los acuerdos con Venezuela y la tradicional relación con Brasil, los gobernantes portugueses han multiplicado en el último año los contactos políticos y económicos con países latinoamericanos, como Colombia y Perú, en busca de negocios para las empresas lusas y socios para sus privatizaciones.

La crisis del entorno europeo, donde se concentra el comercio exterior luso, y los tres años de recesión y elevado desempleo que sufre Portugal bajo las duras medidas de austeridad de su rescate financiero, han convertido los nuevos mercados de exportación e inversión en una prioridad para Passos Coelho.

Su interés por mantener la buena relación con Venezuela está entre los no muchos puntos de coincidencia con la política de su antecesor, Sócrates, a quien responsabiliza de haber llevado al país a la crisis financiera que obligó a pedir el rescate.

Los convenios acordados en la comisión mixta luso-venezolana que se cierra hoy prueban que las relaciones entre los dos países no descansaban solo en la amistad de sus anteriores gobernantes.

Los dos buques asfalteros para la petrolera estatal venezolana (PDVSA), que encargó Chávez en su última visita a Portugal, en octubre de 2010, están entre los acuerdos ahora renovados.

La construcción de los navíos, un contrato de 128 millones de euros que dará un respiro a los astilleros de Viana do Castelo, cerca de Galicia, fue reactivada por el Gobierno luso en abril pasado, tras anunciar la suspensión del proceso de privatización de la empresa.

El astillero estatal está lastrado por años de pérdidas, la crisis que sufre el sector en Europa y una investigación de la UE sobre las ayudas públicas que ha obtenido.

Otros de los acuerdos bilaterales que ha recibido nuevo aliento es la producción de computadoras portátiles para escolares, que ensamblaba una empresa lusa con componentes chinos y procesadores de la norteamericana Intel bajo las denominaciones de Magallanes, en Portugal, y Canaima, en Venezuela.

 

DC/EFE

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