El funcionamiento de un telescopio no es demasiado complejo. Los primeros aparecieron casi al mismo tiempo que el descubrimiento de las lentes: durante la Edad Media.
A los niños generalmente les fascina todo lo relacionado con la astronomía, los planetas, la Luna y el Sol, y aunque un telescopio casero nunca será tan eficaz como uno profesional, será muy divertida, pedagógica y excelente para continuar acercando a los más pequeños del hogar al mundo de las ciencias.
Por estas razones te diremos cómo fabricar un telescopio casero para niños, con el que se pueden realizar observaciones muy interesantes y el cual podrá perfeccionarse hasta que funcione mejor.
¿Cómo construirlo?
Materiales:
Un lente convexo grande.
Un lente cóncavo pequeño.
Dos tubos de cartón o de plástico de distintos diámetros.
Espuma de poliuretano o plastilina.
Cómo hacer
Mucho más sencillo de lo que imaginas. Comienza colocando un lente en el extremo de cada tubo y luego inserta un tubo dentro del otro de manera que puedan deslizarse hacia delante y hacia atrás. Si los lentes no se ajustan bien, utiliza plastilina o la espuma de poliuretano para ajustarlo adecuadamente, sin dejar ninguna abertura. A continuación desliza los tubos y observa a través de estos. Los lentes deben estar perfectamente alineados entre sí para que funcione bien.
La parte fundamental de todo telescopio son los lentes y esto no cambia en el caso de un telescopio casero. Un lente convexo es aquel que tiene el vidrio más grueso en el centro que en los bordes, mientras que el cóncavo es exactamente lo opuesto: delgado en el centro y grueso en los bordes.
Los lentes convexos son los que puedes obtener de una lupa, por ejemplo. Los cóncavos puedes sacarlos de unas gafas viejas que nadie use. Aunque lo ideal sería que compres los lentes para combinarlos de la mejor forma. Esto sería un lente convexo de baja potencia y un cóncavo potente.
Vea a continuación la explicación en video de cómo hacerlo:
DC/Ojocientifico.com
Foto: Ojocientifico.com