El hecho ocurrió en un Abasto Bicentenario de ciudad Bolívar, ubicado en la avenida 17 de Diciembre; había mucha gente en las colas, funcionarios custodiando la mercancía, y justo al momento de abrir las puertas de local comenzó la avalancha.
Su vida fue el precio que tuvo que pagar, José Gregorio Cortez Fuenmayor de 41 años, quien a pesar de sufrir de asma, se fue hasta el supermercado para ver si podía adquirir un potecito de margarina o un litro de aceite.
La avalancha de personas pasó por encima de él, como si se tratara de un obstáculo más. Quedó asfixiado en el lugar y sus acompañantes desesperados por salvar su vida, clamaban por una unidad médica de emergencia.
Pocos pudieron correr con la mercancía, ya que el cuerpo de José Gregorio quedó tirado en el lugar. Entre los asistentes y funcionarios discutía la razón de su muerte; unos decía que fue producto de un golpe con una de las cajas de la mercancía.
“Todos somos culpables de que esta situación del Bicentenario llegara a ocasionar la muerte de un venezolano, porque estaba un militar notificando la existencia de suficiente mercancía, para que hiciéramos la cola y compráramos ordenadamente”, comentaba una señora a las afueras del supermercado visiblemente indignada por los hechos.
Exigieron continuar las ventas
Asombrosamente muchas personas se quedaron en las puertas del local haciendo colas y desde allí exigían que “cuando saquen el muerto, tendrán que vendernos lo que queda de la mercancía”, mientras otros decían que se debían establecer responsabilidades.
Jimmy Pirela / @PirelaJimmy / Nuevo Día
Foto: AVN/Archivo