El papa Francisco volvió a romper el protocola y se tomó una divertida foto con un grupo de jóvenes turistas que llagaron a la ciudad del Vaticano.
Los chicos, procedentes de Italia, se acercaron al sumo pontífice y le pidieron una foto grupal, a lo que él accedió. Uno de los turistas sacó su teléfono inteligente para inmortalizar el momento.
La imagen a recorrido las redes sociales como la pólvora, y es que ¿Quién no quiere ver a este representante del vaticano con esa sonrisa bonachona?
Beppe Severgnini, editorialista del diario Corriere della Sera, declaró «no hay marketing detrás de estas acciones. El papa adora estar con la gente, mientras que a su predecesor le gustaba rodearse de libros».
DC