Buzos italianos encontraron este domingo 83 nuevos cuerpos del barco que el jueves naufragó cerca de Lampedusa, una «tragedia» que no debe repetirse, tal como dijo la ministra italiana de Integración del país.
Ante la magnitud de la tragedia, las peticiones para que se modifiquen las políticas europeas de inmigración se multiplican.
La operación de recuperación de los cadáveres, suspendida el viernes debido al estado del mar, se retomó en la mañana del domingo y los submarinistas describieron escenas de pesadilla a unos 50 metros de profundidad con cuerpos atrapados en el barco hundido, abrazados unos a otros o desperdigados en el fondo arenoso, según relató Antonio D’amico, un policía responsable de los buceadores.
El balance asciende por tanto a 194 cuerpos recuperados, del total de los 500 migrantes, en su mayoría eritreos y somalíes, que viajaban en un barco clandestino que había zarpado de Libia y que se hundió el jueves por la mañana tras declararse un incendio accidental.
De ellos, 155 personas fueron rescatadas con vida (una de ellas el traficante), por lo que las autoridades temen que el balance final ascienda hasta 300 o 360 muertos.
«Mi familia y muchos amigos estaban en el barco. No puedo hablar de ello, es muy doloroso», dijo a la AFP Ali, de 25 años, uno de los supervivientes.
Según él, el fuego se declaró en el barco cuando el capitán prendió una camiseta para llamar la atención de los guardacostas italianos.
«Cuando la gente vio las llamas, se precipitaron al otro lado y el barco se desequilibró. Mucha gente cayó al fondo del agua», explicó.
Las autoridades se plantean reflotar el barco, hundido a medio kilómetro de la costa a 47 metros de profundidad, para continuar con la búsqueda.
Antes de viajar a Lampedusa, la ministra italiana de Integración, la italo-congoleña Cecile Kyenge, pidió en una entrevista concedida al Corriere della Sera que no haya «más tragedias como esta», y consideró que son necesarias políticas de «prevención».
Kyenge abogó por unas políticas de inmigración menos severas y anunció que se triplicará el número de plazas en los centros italianos para inmigrantes, «de 8.000 a 24.000».
El centro de acogida de Lampedusa está saturado, con solo 250 plazas para mil personas, en un año en que a Italia han llegado 30.000 inmigrantes.
Roma hizo que la inmigración figure entre los temas a tratar en el Consejo europeo de ministros del Interior que tendrá lugar el martes en Luxemburgo.
Kyenge explicó que «los flujos migratorios han cambiado», y que ahora se trata más de refugiados que huyen de conflictos que de migrantes económicos. «Las leyes no pueden ser punitivas», argumentó.
La ministra también abogó por modificar una ley adoptada por un gobierno de Berlusconi que considera a todos los migrantes «sospechosos» de inmigración clandestina y sanciona a los civiles que los ayuden.
Estas propuestas no gozan de consenso en el seno del Gobierno italiano, cuyo ministro del Interior, Angelino Alfano -que acudirá al Consejo del martes en Luxemburgo- es miembro del partido de Silvio Berlusconi.
El jefe del Ejecutivo, Enrico Letta, anunció este domingo una visita del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, el miércoles a Lampedusa.
Al realizar este anuncio, Letta señaló la porosidad de las fronteras libias. «Nuestro problema se llama Libia, todo ha cambiado en los últimos dos años, iremos allí para hacer adoptar unas normas más estrictas», dijo.
También dijo que «Italia no puede ser el primer país (de entrada de migrantes africanos) y asumir todo el peso sobre sus espaldas».
Por su parte, el jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, dijo este domingo que París podría llevar la cuestión de la inmigración a la próxima cumbre del Consejo Europeo, los días 24 y 25 de octubre.
Entre 17.000 y 20.000 migrantes perecieron en su intento de cruzar el Mediterráneo en los últimos 20 años, según datos de varias ONG.
Una petición del semanario L’Espresso reclamando que el Premio Nobel de la Paz sea concedido a la isla de Lampedusa ha reunido ya más de 37.000 firmas.
En el Angelus del domingo, el Papa llamó a «dejar llorar (nuestro) corazón en silencio» por todas «estas mujeres, hombres y niños» víctimas del naufragio.
DC/Panorama