El presidente venezolano Nicolás Maduro también le ha declarado la guerra a Twitter al proponer romper la dependencia creada, lo que revela que no puede vivir sin esa red social. Su rival, el líder opositor Henrique Capriles le ha exigido que trabaje y se ocupe de resolver la crisis que agobia a los venezolanos y no perder tiempo con la «guerrita» que ha emprendido contra la red del pajarito azul.
Hace dos días el mandatario venezolano denunció que Twitter le había retirado unos 6.600 seguidores y responsabilizó a la «derecha internacional» de complotar en su contra. Al parecer la red social había borrado a unos seguidores chavistas «fantasmas» o que no tenían identidad. Su cuenta lleva registrados 1.420.404 y ha escrito unos 2.715 mensajes. Sólo sigue a 45.
La ministra de Información y Comunicación, Delcy Rodríguez, informó en su cuenta que «a partir de reclamo formal a la empresa Twitter ha sido restituido un pequeño porcentaje de cuentas patriotas. Insistiremos en la legalidad». Pero en su ‘guerrita’ Maduro aseguró que el «ataque» de Twitter fue un «fracaso» porque pidió a la revolución independizarse de las redes sociales.
«Debemos independizarnos de estas empresas transnacionales que monopolizan las redes sociales, ya otros países del mundo lo han hecho. Yo solicitó que se haga una propuesta para presentarla formalmente en el ALBA y la Unasur para independizarnos», sostuvo.
«A la derecha pelucona le arde eso, que nosotros manejemos redes sociales. A ellos les duele que manejamos las redes sociales ¿Qué puede hacer un país soberano frente a un ataque de estas características?» dijo.
A juicio de Maduro, la suspensión de cuentas y la pérdida de seguidores es un ataque comparable con la situación económica venezolana.«El ataque de las redes se está dando como en la economía. Ataque silencioso. No lo anuncian, lo hacen», indicó este sábado.
En cambio, el gobernador de Miranda y líder opositor Henrique Capriles, le exhortó a que trabaje más en resolver los problemas de los venezolanos como el desabastecimiento que ha puesto a pelear a los consumidores en las colas de los supermercados, la violencia y la galopante inflación en lugar de perder tiempo en «guerritas» contra el Twitter.
DC/ABC.es