Todo era una fiesta en Honduras. Y en el parquet de acción, Los Harlem Globetrotters deleitaban al público con otra de las tantas exhibiciones geniales de su básquet, ese que deja boquiabiertos y con las manos rojas de tanto aplaudir, hasta a las personas que no disfrutan del deporte.
Pero de pronto en una jugada desafortunada William Bullard casi pierde la vida y el evento deportivo termina en una histórica tragedia. Pero por suerte apenas sufrió un fuerte golpe.
El Bull, como lo apodan al genio, recibió un pase magistral de un compañero y la volcó, al mejor estilo como un mozo deposita la comida de su comensal en la mesa, con calidad. Pero el aro, que se quedó sorprendido por la acción, se venció y cayó encima del jugador, que por poco impacta de lleno en su cabeza.
Por suerte, apenas lo rozó y le propinó una fuerte contusión, que hizo que se le habrá su cabeza y el terror invada las instalaciones de Tegucigalpa. Pero esta vez, la buena bivra estuvo del lado del mundo de la pelota naranja, ya que quedó tendido en el piso, consciente y con un poco de sangre por la abertura de su rostro.
DC/Contexto