Los jóvenes, y no tan jóvenes, en China pueden comenzar a celebrar. Este miércoles, el gobierno de China retiró, formalmente, la prohibición de venta de consolas de videojuegos que se mantenía vigente en este territorio desde el 2000, abriendo un inmenso mercado a los gigantes Sony, Nintendo y Microsoft, a pesar de que se mantienen importantes restricciones y la incertidumbre sobre las repercusiones económicas que tendrán.
Para poder vender las consolas, los fabricantes extranjeros tendrán que recibir el visto bueno de las autoridades culturales, según dio a conocer el gobierno local.
La prohibición de venta se instauró en el 2000 por los supuestos efectos nocivos que tenían para la “salud mental” de los jóvenes usuarios”.
Siguen prohibidas las importaciones de consolas de juego, aunque es muy fácil conseguirlas en el país adonde llegan de forma ilegal. Por eso, los expertos consideran que las nuevas medidas van a tener un efecto limitado. Las consolas disponibles ilegalmente permiten jugar con juegos pirateados baratos, por lo que es poco probable que los usuarios estén dispuestos a pagar los precios de los juegos oficiales.
“Las ventas de las consolas no van a dispararse, es imposible, se trata de productos para un público limitado en China”, explica Yang Jiaxiang, experto independiente para un gabinete especializado. “Las auténticas consolas de juego suelen ser muy caras y nadie las comprará con excepción de algún fanático”, agregó.
Además, los obstáculos siguen siendo muchos. Solo se autorizará la venta de las consolas fabricadas en la zona franca (donde todavía no hay ninguna planta que tenga capacidad para producirlas) y cada juego tendrá que recibir la luz verde de las autoridades. Además, los productos podrán estar sujetos a un gravamen a la salida de las zonas francas.
Además, es difícil que los fabricantes puedan seguir el ritmo de producción de nuevos juegos, bastante rápida para satisfacer a sus usuarios, “a menos que China reforme los mecanismos de aprobación” a menudo largos y tortuosos, comentó Yang.
A ello se suma el dominio de las plataformas de juego en línea y la oferta de juegos para PC en constante renovación y accesibles por poco dinero.
Responsables extranjeros del sector temen que el control puntilloso de las autoridades culturales, que podrían prohibir todo juego para consola con contenido considerado violento, obsceno o políticamente delicado, se convierta en una barrera comercial.
DC/@DiarioContraste/AFP
The Verge (Foto)