Niño sobreviviente de la tragedia en La Manguita salvó dos vidas

Como un héroe, así actuó el valiente César Pérez Rodríguez, sobreviviente de la tragedia en La Manguita. En la comunidad todos hablan de él. «Y cómo no… si salvó dos vidas», comentó una vecina mientras estaba en el sepelio de Argenis Perozo Rodríguez, conductor del transporte escolar.

El niño de 12 años salió primero por una ventana de la Wagoneer. Su hermanito Cristian José Pérez Rodríguez, de 10 años, quedó inconsciente dentro del carro. «Saqué a mi hermano. Lo cargué. Le decía que se agarrara duro y lo acosté en la acera. Tenía los ojos abiertos pero no se movía».

César nunca tuvo miedo. Al contrario, armado de valor hizo que su padrino José Infante, quien ya había llegado al lugar del suceso, reaccionara para que juntos regresaran a la camioneta para sacar a José Luis Medina, de 6 años. José Miguel, hermano de José Luis, pateó la puerta para que su hermano saliera mientras César lo ayudaba desde afuera. «Quise sacar a la niña pero ella estaba atrapada», relató.

Según César, el conductor Argenis Perozo y el dueño de la camioneta el «Sr. Rafael», como lo conocen en La Manguita, hablaban que el carro tenía una falla en los frenos. «Nos dijo: ‘móntense’, y arrancó para probar la camioneta. Hizo un fuerte sonido cuando íbamos por la bajada y cuando cruzamos, el señor Argenis dijo: ‘nos matamos'», contó César aún impactado por lo ocurrido.

Un niño se salvó de estar en el siniestro porque se bajó a buscar un jugo que se le había quedado. «No sé cómo se llama. Él se puso a llorar porque pensaba que lo habíamos dejado. Pero no lo dejamos, la camioneta no tenía frenos y él no se pudo montar», dijo el estudiante.

La tarde de este miércoles César acudió al cementerio Jardines del Recuerdo. Mientras esperaba que llegaran los cuerpos de José Miguel Medina (9) y Gabriel Pinto Aguiar (10), quienes compartían el transporte con él, permaneció agachado de frente al hoyo donde fueron sepultados sus amiguitos.

Último adiós

Cerca de las 12:30 pm el sonido de varias cornetas de autos y motos sorprendió a habitantes del norte de Valencia. Cecilia Chiribella, quien vive cerca de la funeraria Santa Rosa donde era velada Haily Nahir Giménez Rodríguez (5), salió al balcón de su casa y visualizó una larga caravana. «Es el entierro de los niños», exclamó envuelta en llanto. El suceso conmovió a toda la entidad.

Media hora después, familiares y amigos de José Miguel y Gabriel salieron del Grupo Memorial La Esperanza para darles el último adiós a los pequeños.

Haily fue la primera en ser sepultada. «Era mi única hija. Cuando llegué a casa no va a estar», gritaba la desconsolada madre. Su papá, Maytor Giménez, estaba visiblemente afectado por el hecho. También rompió en llanto.

Unos minutos después llegó la carroza que trasladaba las urnitas blancas de Gabriel y José Miguel, sobre ella reposaba una camiseta azul de Navegantes del Magallanes. Era fiel fanático de ese equipo. Nuevamente la escena de dolor de sus padres quebró el corazón de todos.

Los toldos verdes que cubrían el lugar donde fueron enterrados y sus alrededores, estaban repletos de niños de la E.B. Dr. Ángel Cervini, primos, amigos, hermanos, vecinos y conocidos, quienes fueron a despedirlos.

«Miguelito, párate», era lo que una y otra vez gritaba su mamá. Su hermanito José Luis, quien resultó lesionado en el suceso, también estuvo en el lugar. Tenía una herida en la frente y aún se veía triste.

José Luis, de 6 años, pedía a su tía Carolina Rodríguez que le llevaran a su hermanito porque se estaba quemando.

Más de 30 autobuses y un incontable número de carros colapsaron el cementerio. En los vidrios se podía leer: «Q.E.P.D. Valencia de luto».

Globos blancos y rosados por el aire indicaban que Haily, Gabriel y José Miguel ya habían sido sepultados bajo un inclemente sol.

Los mejores amigos

Desde muy pequeños José Miguel Medina y Jairo Veloz Castillo, los dos de 9 años, eran grandes amigos. De hecho estudiaban juntos, dijo Adriana Quereguan, la maestra que les impartió clases en tercer grado,

Se la pasaban juntos para arriba y para abajo. Eran inquietos pero se portaban bien, dijo la docente. Recordó que los dos querían ser «PTJ» cuando fuesen grandes. Eso manifestaron en el proyecto final del año escolar pasado. Se trataba de sobre las carrera profesional que querían ejercer en un futuro.

A Jairo lo recordarán como un niño colaborador, tranquilo y espontáneo. Un poco más aplicado que José Miguel.

José Miguel también era un niño colaborar y respetuoso, eso era por su buena formación desde casa. «Respetaba mucho a sus mayores, eso sí tenía él», dijo Quereguan.

Si por asistencia fuese, ellos hubiesen pasado eximidos. Nunca faltaban a clases. Eran fieles a su escuela, expresó.

El más pequeño

«Samuel. Ay! A Samuel no lo voy a olvidar. Me va a hacer falta la arepita que todos los días me llevaba para que desayudara», dijo su maestra Virgina Becerra.

Hace aproximadamente 5 meses, Samuel llegó a Valencia. Vivía en Caracas. Lo inscribieron en la E.B Dr. Ángel Cervini donde ingresó al sexto grado B. Era el más pequeño de su clase. A pesar del poco tiempo logró acoplarse con sus compañeros y la maestra. Era muy amistoso.

«En matemáticas era excelente. Le gustaban los cálculos», relató su docente. Siempre lo tenía que sentar adelante porque tenía problemas en la vista. Le gustaba el fútbol pero se molestaba cuando los demás niños no lo dejaban jugar. «Es que era chiquito», acotó Kelvin, uno de sus compañeros.

Sepelios          

La noche del miércoles fueron entregados los cuerpos de los dos niños que aún permanecían en la morgue, bajo exámenes de ADN. Jairo Veloz Castillo y Samuel González Carrillo están siendo velados en la funeraria La Esperanza, en la misma sala. Serán enterrados el jueves en el cementerio Jardines del Recuerdo.

Suspendida celebración

El municipio Montalbán, situado al occidente del estado Carabobo, arribará este viernes 17 de enero a su aniversario 282. Pero, este año, la entidad vallealtina dejará de celebrar la fecha y se une al luto que embarga a los valencianos por la muerte en un accidente de tránsito, de cinco niños, cuando se dirgían a su escuela.

El alcalde de la jurisdicción, Tulio Salvatierra, informó que tras el trágico suceso que conmocionó a todo el estado Carabobo, las actividades de festividad que estaban previstas para conmemorar los 282 años de la fundación de Montalbán, fueron suspendidas.

Sin embargo, se cumplirán las actividades religiosas. El alcalde mencionó que se realizará una misa solemne a las 9:00 am y posteriormente la cronista del municipio, profesora Mary Acuña Parra, ofrecerá unas palabras. Comentó que estaba previsto que el orador de orden sería el gobernador del estado, Francisco Ameliach.

La historia del municipio se remonta al año 1732, con la llegada de un grupo de españoles provenientes principalmente de Sevilla y de las Islas Canarias.

DC/ El Carabobeño  

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