¿Hay vida en la tierra?, uno de los nuevos libros de Juan Villoro, tiene un precio de Bs.1.229. Los años de peregrinación del chico sin color, lo último de Haruki Murakami, cuesta Bs.650. El mercado editorial venezolano no escapa a la crisis actual: costos elevados, retraso de novedades, escasez de materiales. La nueva medida del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), de fijar a tasas Sicad los impuestos de importación, también afectará a una industria ya mermada.
El pasado 10 de junio, el Seniat emitió una circular en la que notificó la adecuación del sistema a tres tipos de cambio. La medida provocaría un alza en los impuestos de entre 58,7% y 693% por concepto de la importación de las mercancías, según la variable que se emplee (Cencoex, Sicad I o Sicad II). Incrementar el costo creará un efecto dominó en los precios de venta al público del producto. El Centro Nacional del Libro todavía no tiene claro qué tanto perjudicará al sector.
Editoriales transnacionales y libreros independientes no ocultan su preocupación ante una medida que dificultará la compra de las novedades. La pregunta inicial, a la que por ahora no se tiene respuesta, es qué tasa se le aplicará al libro. «Si la industria pasa a Sicad II, que no es más que la oficialización de una devaluación, la quiebra del sector es inevitable. Se va a restringir aún más la oferta de libros en el mercado. Será casi imposible que se traigan títulos de afuera e, incluso, que se impriman en el país. Además, van a estar lejos del alcance del público general», dijo Alexis Romero, encargado de la Librería Templo Interno, que está en Centro Plaza.
El costo promedio de un libro nuevo de 250 páginas, impreso en Venezuela varía (depende de editoriales y/o materiales) entre Bs.700 y Bs.1200. Hace un año se compraba a Bs.250 o, incluso, algo menos. «Si se oficializa la medida, aumentará a Bs.1800 o Bs.2200», agregó el propio Romero. Comprar un libro en alguna librería privada o independiente (que no en las del Estado) podría costar, entonces, más de la mitad del sueldo mínimo actual (Bs. 4.251,40). O 22 billetes de la más alta denominación que existe hoy (Bs.100). «El libro está convertido desde hace rato en un objeto de lujo cada vez más difícil de adquirir por el lector de clase media», indicó el también escritor, que lamentó el aislamiento en el que se encuentra el sector editorial.
Las librerías apenas son un eslabón más de la cadena del libro, que incluye a editoriales, distribuidores, imprentas y/o importadoras de materiales. Si bien hoy son muy pocas las distribuidoras que trabajan con el dólar oficial -fuentes de la industria aseguran que se cuentan con los dedos de una mano- el resto de los insumos para producir un libro, o la mayoría de ellos, viene de afuera. Al elevarse el costo de uno, aumenta el de los demás: las reconvertidoras de papel le venden a las imprentas, las imprentas a las editoriales, y así.
La medida no afectará al mercado editorial de forma inmediata sino a mediano plazo. Las empresas que aún tengan material mantendrán sus precios (que no se olvide también la dificultad de conseguir papel que existe hoy en el sector). A medida que se realicen nuevas importaciones saldrán con nuevos precios al mercado. «El libro va a aumentar de costo como aumentará el resto de los productos que hay en el país. Será caro como otras cosas. Todo se va a disparar», dijo Mariana Marzuck, directora de la editorial Planeta en Venezuela.
Imprimir hoy en el país cuesta más que hace unos meses. Las planchas, las tintas, el pegamento, el plástico con el que se envuelven los libros, la cartulina. Todo influye en el precio de venta al público. «Ojalá que la medida sirviera para que se destrabara algo el tema de las importaciones, porque no está abierto. El sector del libro está como el país. Un par de zapatos te cuesta Bs.5000. Lo que no aumenta mucho son los sueldos», concluyó Marzuck. Leer, quizás, pronto se convertirá en un placer para la clase alta.
El Universal/DC/@diariocontraste