Álgidos días en el entorno político se han generado en estos últimos meses. Una oposición fragmentada que lanza una fuerte arremetida contra el proceso, y su dirigencia agotándose entre la violencia y la no violencia de una “salida” que no llega, mientras que las encuestas muestran algún incremento a favor de esta opción, no porque propongan algo nuevo al país, sino, porque las políticas y el discurso gubernamental se están agotando tanto como la dirigencia opositora.
Por otra parte, un proceso revolucionario que ve permanentemente su ombligo, negado desde su dirigencia a la rectificación, que se mantiene no gracias a sus mejores aciertos en la acción política y popular, sino gracias al más grande legado que nos dejó el Comandante Chávez, una dirigencia opositora de las peores de la historia venezolana.
Ante esta breve fotografía, y como consecuencia de una serie de eventos particulares dentro de la revolución, entre los cuales destaca la carta del exministro Giordani, el pronunciamiento de Vanessa Davies sobre la salida de Chataing de Televen, la exhortación casi desesperada de unidad y lealtad desde el Alto Mando de la Revolución, el resultado de estudios de opinión que son desestimados por el Presidente Maduro (esos mismos que permanentemente funcionan como soporte del argumento oficial para lo que se dice y se hace), las negociaciones con Halliburton, el informe de Merryll Linch sobre lo favorable de las decisiones políticas que abren el camino para la continuidad de las políticas de “ajustes” económicos, y pare usted de contar, el Presidente Maduro a hecho un llamado a la “revolución dentro de la revolución”, con el que estoy totalmente de acuerdo.
Sin embargo, creo tener una particular visión de “la revolución dentro de la revolución” que quizá a la alta dirigencia revolucionaria le parezca “pequeño burguesa”, tal como tienden a descalificar cuando no tienen argumentos, por lo que he preferido someterla al escarnio público para su consideración, en el marco de las 10 solicitudes que se le han hecho a las UBCH rumbo al Congreso del PSUV, aspirando que este papel sirva como un documento más de discusión dentro de ellas.
Algunos elementos de forma y fondo de una “revolución dentro de la revolución” para mi son:
Desarrollar más y mejor democracia participativa y protagónica, a lo interno del proceso revolucionario, lo que implica el despliegue de procesos decisionales debatidos y electivos tanto para la designación de representantes, voceros y tomas de decisión claves para la vida interna del proceso revolucionario, suprimiendo la cooptación como método privilegiado.
Superación de la descalificación de la crítica y la autocrítica de cuadros políticos, asumiendo por el contrario, no sólo como favorable su existencia y práctica, sino incorporando dichas críticas como elemento central para la superación de los dilemas dentro de la revolución.
Desarrollo real de un sistema de formación de cuadros políticos dentro del Gran Polo Patriótico, que permita la superación de dificultades político-técnicas a la hora de renovar dirigencia.
Renovar gran parte de la dirigencia política y administrativa con el fin de reactulizar el discurso y dar oportunidad a nuevos cuadros políticos.
Suprimir de manera definitiva los “privilegios de la revolución” que ofenden al ciudadano común, tales como escoltas, motos, vehículos blindados. Dirigentes políticos revolucionarios, socialistas y chavistas que no saben que es hacer una cola en Mercal, Bicentenario, etc, o montarse en el Metro, camionetica o taxi, o que tienen el privilegio de que le detengan el tráfico cuando circulan por las vías públicas y por tanto no conocen o viven cotidianamente la tragedia en horas pico, sin duda desconecta al dirigente del pueblo llano.
Sacar a los medios públicos de la fantasía de país que transmiten, donde nunca pasa nada y donde la denuncia popular no existe.
Aplicar “Golpe de Timón” como una política pública orientadora de la nueva etapa de la revolución, entendiendo que el mismo es hacia la izquierda, no hacia la derecha.
Abrir un debate público real y sistematizado del modelo económico del país, con base en lo que ya el pueblo ha decidido para construir el socialismo, y el contraste con las actuales acciones que parecen poco congruentes con el modelo.
Potenciar el desarrollo del Estado Comunal, relegado abiertamente por la dirección política del proceso.
Sin mayor proselitismo político, dejar de lado el discurso contra la corrupción y actuar de manera quirúrgica, no empezando por los pendejos, sino por los grandes funcionarios del Estado que facilitan procesos de acumulación de capital, permiten que se estafe a la nación 22 mil millones de dólares o más, y que poseen propiedades en el extranjero gracias al desfalco a la nación.
En la “revolución dentro de la revolución hay dos cosas que no se negocian:
· Nicolás Maduro es, tanto el presidente de la República como líder del proceso revolucionario, y debe escuchar y obedecer al soberano: mandar obedeciendo.
· No hay otro modelo político, económico y social a desarrollar que no sea el socialismo bolivariano y chavista.
De resto, todo lo demás está en discusión.
Es por ello que la organización de base es fundamental, por lo que la convocatoria a formular dentro de los espacios ya existentes o por conformar, círculos de debate críticos, autocríticos y propositivos hoy más que nunca debe asumirse como la piedra angular de “la revolución dentro de la revolución”, “sólo el pueblo salva al pueblo”.
La unidad no puede ser convocada en un solo sentido, la unidad se construye desde lo colectivo no desde los intereses particulares de la dirigencia. La lealtad debe ser mutua y recíproca, sino es una vil manipulación, la lealtad es a Chávez en sus propuestas, ideas y acciones, la lealtad es al socialismo bolivariano, y quien se equivoque terminará siendo el traidor.