Esta mujer británica, con dos hijos, asegura que la operación le costó más de 10.000 euros y contó su historia para crear conciencia en las chicas más jóvenes del peligro que conlleva una cirugía estética de senos.
Kim Boickhurst vio como una operación de estética convertía su vida en una auténtica pesadilla. A sus 51 años y tras divorciarse de su marido, decidió aumentarse el pecho y se puso en manos de un cirujano que utilizó implantes fabricados por la empresa Poly Implant Prothese (PIP).
Kim denunció que en su seno derecha se abrió una gran grieta, mientras que la izquierda explotó.
Tras una exploración médica, los médicos observaron que los implantes perdían silicona y parte del líquido estaba invadiendo su cuerpo.
La mujer acudió a un reality a contar su historia para concienciar a las chicas más jóvenes del peligro que conlleva la cirugía estética. El programa televisivo le costeó la operación de unos nuevos implantes más pequeños.
Fuente: Que