Hablar de la celeste equivaldría lo mismo que en la época del imperio romano hablar de los gladiadores, férreos titanes de alma inquebrantable con historia de épicas batallas y triunfos que marcan a fuego la historia, gracias a un sanguinario e inigualable espíritu de lucha. Hablar de Uruguay es hablar de la selección con mayor garra y mística en la vida de este deporte.
La relación de todo amante del fútbol con el combinado charrúa inicia en una de las tantas conversaciones futboleras con nuestros padres, cuando al preguntárseles sobre ellos notamos el cambio en su mirada, y al contarnos los relatos de gloria y sangre, de hazañas y victorias imposibles, de Ghiggia, Obdulio Varela, del Centenario y de Enzo Francéscoli, nace en nosotros una sensación de miedo y respeto que nos acompañara hasta el día en que nuestros ojos hayan visto el último gol que la suerte nos permita.
Y es que Uruguay vive y respira el fútbol de una forma diferente a los demás, ya que aparte de ser un arte para disfrutar, para ellos se reduce a una cuestión de vida o muerte, ante lo cual no dudaran un segundo en destrozarte, si eso hiciese falta para sobrevivir y conseguir su objetivo. Así han sido siempre, y lo siguen siendo ahora.
El equipo del maestro Oscar Washington Tabárez ha sido la referencia sudamericana en los últimos años, gracias al increíble mundial disputado en el 2010, y la Copa América obtenida un año después. Sin embargo, al combinado charrúa le costaría un mundo clasificar a este certamen, situación en la que parece sentirse acostumbrado.
Su hegemonía se ha gestado no solo gracias a la claridad y visión de su entrenador, sino también a la unión de dos generaciones de futbolistas, que de no haber compaginado quizás hubieran pasado sin pena ni gloria. Esta generación del “ruso Pérez” de Lugano, de Forlán o de Arévalo Ríos ha logrado una importante simbiosis con la de Luis Suarez, Edison Cavani, Fernando Muslera, y Diego Godín, al tener cada una de ellas lo que la otra carece.
Lo que resulta incuestionable es que a pesar de tener una pesadísima historia sobre sus hombros, Uruguay ha sabido mantenerla en todo lo alto, debido a la famosa garra charrúa que parecen llevar escritos en su ADN.
De vuelta al sitio donde hace poco más de medio siglo lograron la mayor gesta en la historia de los mundiales (el Maracanazo), la escuadra uruguaya parece estar en uno de los momentos más brillantes de su reciente trayectoria, ya que a pesar de que su líder deportivo, Diego Forlán, se encuentra en el ocaso de su carrera, Luis Suarez y Edinson Cavani han tomado el relevo, encontrándose en el momento más alto de las suyas, siendo el futbolista del Liverpool el mejor jugador de la liga inglesa, y el ahora futbolista del PSG, el ultimo goleador de la liga italiana. Hay que tenerle miedo a Uruguay no solo por su historia, si no por su presente.
Fortalezas: Control absoluto de las dos aéreas, teniendo en la suya un autentico muro con jugadores como Caceres, Godin y Lugano, y en la contraria, a Forlán, Suarez, y Cavani.
Debilidades: Ausencia total de generación de juego en la mitad de la cancha.
Luis Orozco/@DiarioContraste