La realidad social y económica de la juventud dista mucho del discurso oficial. Apenas 42% de los 7,6 millones de venezolanos entre 15 y 29 años asiste regularmente a un centro de enseñanza. Otro dato; 900 mil adolescentes, entre 15 y 19 años, no culminaron la Educación Media.
Este es uno de los tantos indicadores que se desprende de la Encuesta Nacional de Juventud 2013 del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (IIES- UCAB) que este jueves fue presentada por la coordinadora del proyecto Anitza Freitez.
El titánico trabajo pretende llenar un vacío, el último estudio data de 1993, en cuanto a la generación de indicadores y propuestas que permitan diseñar políticas públicas que atiendan las demandas de este segmento que en los últimos veinte años se incrementó de 5,9 a 7, 6 millones de personas. Otro objetivo es fortalecer la cultura democrática.
El estudio se aplicó a 4.022 jóvenes, en el anexo se detalla la ficha técnica, y se diferencia en tres grandes grupos de edades: 15-19; 20-24 y 25-29 años.
Educación sin impacto
«Hay una brecha enorme en el acceso a la educación. Hay hasta 30 puntos de diferencia entre el quintil más pobre y el más rico en cuanto a cobertura», detalló Freitez.
Esto se refleja en que los jóvenes del quintil más alto tienen seis años más de estudios que los más desfavorecidos. En total 1,3 millones de jóvenes, entre 20 y 29 años, no lograron culminar el bachillerato.
El factor geográfico sigue incidiendo en el acceso y prosecución, solo en las grandes ciudades hay una mayor oferta escolar con respecto a los pequeños poblados, lo cual se traduce en mayor formación.
Otra cifra que enciende las alarmas es la baja trayectoria escolar; 50 % de los muchachos de 17 años abandonan el liceo. Lo cual se traduce en 1,7 millones de adolescentes que no estudian ni trabajan.
De acuerdo a Freitez, los datos permiten establecer que si bien en los primeros años de Gobierno se registró una expansión de la matrícula esto no ha significado una mayor y mejor preparación. De igual forma, subrayó que ha sido «muy bajo» el impacto de las misiones en mejorar las condiciones sociales de los jóvenes.
El Universal/DC