La vida de Simón Bolívar vuelve a ser llevada al cine con la película Libertador, una de las mayores superproducciones hechas hasta ahora en América Latina, que ensalza el lado humano de un personaje que «trasciende» tendencias políticas, según su protagonista, el venezolano Edgar Ramírez.
La cinta, dirigida por el caraqueño Alberto Arvelo (Una casa con vista al mar, 2001; Cyrano Fernández, 2007), se sumerge en la compleja personalidad de Bolívar, poniendo el acento en sus turbulentos inicios para luchar contra el imperio español y sus relaciones con los militares venezolanos Antonio José de Sucre y Rafael Urdaneta, y el general colombiano Francisco de Paula Santander.
La película, una coproducción española, se estrena este jueves en Venezuela coincidiendo con el 231 aniversario del nacimiento de Bolívar, y llegará al resto de América Latina y Estados Unidos en los próximos meses.
Aunque los latinoamericanos están muy familiarizados con la figura del prócer, el actor Edgar Ramírez confía en que el público se interesará en el film porque acerca «el lado más humano de un personaje que ha tenido la tendencia de ser santificado» en Venezuela, según reveló en una entrevista con la AFP.
Bolívar, nacido en Caracas en 1783 y fallecido en Santa Marta (Colombia) en 1830, es el mayor héroe de Venezuela. Además de su país, liberó a Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú del dominio español.
«Se van a encontrar con la complejidad del ejercicio del poder y las contradicciones tan interesantes y tan fascinantes en Bolívar», afirmó Ramírez, uno de los intérpretes con mayor proyección internacional de su país.
El actor logró en 2011 un premio César y una nominación a los Globos de Oro por su papel en Carlos, la miniserie de tres capítulos dirigida por el francés Olivier Assayas sobre el venezolano Ilich Ramírez Sánchez, figura del terrorismo internacional en los años 1970 y 1980.
Pero además, Ramírez apostó a que el público sienta una conexión con la historia porque los valores de Bolívar «siguen vigentes».
Libertador también ensalza la capacidad de oratoria y poder de convicción del personaje, que ofrece sentidos discursos y argumentos elaborados para que pobladores y militares se unan a su causa contra la corona española, a la que critica por su mala gestión.
«Tenía una enorme conexión popular como pocos líderes en América Latina, sobre todo teniendo en cuenta su origen» pudiente, opinó el actor.
Por otro lado, la cinta también explora los sentimientos más íntimos de Bolívar, plasmándolo como un hombre enamorado que sufre terriblemente por la muerte de su esposa María Teresa -interpretada por la española María Valverde-, y vive la pasión junto a Manuela Sáenz -encarnada por la colombiana Juana Acosta-.
El gobierno venezolano, al margen.
El largometraje llega a Venezuela en momentos en que se cuestiona el futuro del modelo socialista instaurado por el hoy fallecido Hugo Chávez, mientras el país atraviesa una profunda crisis económica.
Chávez rindió culto a Bolívar durante sus 14 años de mandato (1999-2013), y la figura del Libertador terminó convirtiéndose en un motivo más de desavenencia en una sociedad partida en dos.
Para Ramírez, el legado de Bolívar «ha sido utilizado y apropiado por la derecha y la izquierda en América Latina desde hace años»: Chávez sólo ha sido «el gobernante que habló de Bolívar de manera más obsesiva y que lo hizo de manera más reciente».
Por eso el protagonista desea que esta película «permita darnos cuenta de que el legado de Bolívar trasciende».
El presupuesto de Libertador alcanzó 50 millones de dólares, convirtiendo la película en una de las mayores superproducciones cinematográficas latinoamericanas y a la altura de Hollywood.
El gobierno venezolano no aportó dinero – «una película como ésta tenía que financiarse de manera seria, con capital privado», comenta el actor – y tampoco interfirió en el guión, a diferencia del film Bolívar, el hombre de las dificultades, de Luis Alberto Lamata (2013).
En Venezuela, el equipo grabó escenas en Caracas, Acarigua y las playas de Choroní entre marzo y junio de 2012, mientras que las demás fueron rodadas en Segovia, Carmona y Jerez de la Frontera, en España, y en Alemania.
Y si el estreno se demoró, no se debe a las turbulencias socio-políticas que ha vivido Venezuela en los últimos meses, según Ramírez, quien alegó el gran trabajo de posproducción que requirió este proyecto.
La música la pone otro reconocido venezolano, el compositor Gustavo Dudamel, director de la Orquesta Filarmónica de Los Angeles y sobre quien el director de Libertador hizo el documental Dudamel: El sonido de los niños, en 2010.
AFP/DC