Douglas Zabala/ Abogado/ @douglazabala
Carlos Andrés Pérez las dos veces que tomó el poder no dejó a un solo Ministro del gobierno anterior, Caldera hizo lo propio y el ahora Comandante Supremo no le fritó sus cabezas en aceite, pero también ni rastros para una idea o un remedio volvió a escucharse de los altos burócratas de la Cuarta República; pero quien ahora se ufana de ser el único que toma las decisiones, apenas saca uno y comienza la temblequera en el nuevo gobierno, que todavía no ha tomado definitivamente las riendas en Miraflores.
Por fin, en medio de esa monserga de la crítica y la autocritica revolucionaria, este Presidente se atrevió a informarle al país la necesidad de realizar un proceso de revisión y reestructuración, donde se incluirá a todos los ministerios y los objetivos del Gobierno. Será que a partir de ahora orientará el esfuerzo productivo hacia la diversificación de la economía, basada en la creación y utilización del conocimiento, impulsando esa gran alianza de los sectores públicos y privados, para facilitar de este modo la creación de millones de empleos de calidad en las próximas décadas.
Agobiado por los embates de esa izquierda trasnochada y de los ahora Ministros fracasados del gobierno anterior. Nuestro primer mandatario le está pidiendo a sus huestes que no lo dejen solo, y eso no tendría porque alarmar a nadie, si tal pedimento implicaría sin tapujos, el respeto a lo establecido en nuestra Constitución, en torno a la necesidad de asegurar los derechos a la propiedad y a la libertad económica, esto con el fin de desarrollar la libre iniciativa privada y el acceso de los ciudadanos a bienes y servicios de calidad. De ser así hasta la oposición radical le tendería la mano.
Remover Ministro sin producir cambios en las políticas erráticas implementadas en el pasado, no nos sacará de la crisis, generada en gran medida por el hoy defenestrado y criticón ex ministro. La inclusión social tan en boga en estos quinces años se está haciendo añicos en las colas, en el empobrecimiento general del salario y debido a la escandalosa inflación. Muy bien y si es verdad que desde la primera quincena de Julio se verá la luz en el túnel, entonces, se hace aconsejable preservar los niveles de protección social alcanzados en la administración pasada, pero reorientándolos o reconduciéndolos a la lógica institucional y democrática.
Aquí se nos prometió Socialismo del Siglo XXI, y todo ha resultado una vulgar copia de los modelos estatistas fracasados en la Europa Oriental y de forma particular el impuesto en Cuba por Fidel Castro. De tal manera que el país sentiría un respiro si la ruptura con esos fósiles del socialismo, se hiciera realidad. De ser así y con su nuevo equipo gubernamental, debería enfrentar decididamente el deterioro que ha experimentado la administración pública, en lo atinente a la descentralización político administrativa y al proceso de transferencia de competencias concurrentes hacia los Estados.
Vamos Presidente, todavía hay tiempo, y aunque la bonanza petrolera recibida en estos últimos años no ha sabido aprovecharse, las oportunidades todavía no se han perdido. Se calcula que en el 2050 la población venezolana estará alrededor de los 45 millones de personas y tendría una esperanza de vida al nacer de 80 años. Venezuela no será un país joven ni volverá a serlo. Convoque de una vez por todas a un Gobierno de Coalición Nacional, asegúrele desde ya un cambio de rumbo a la Venezuela del futuro, y se le recordará al menos, como Maduro el pragmático.
DC/Douglas Zabala/ @douglazabala