El Costa Concordia volvió a flotar dos años y medio después del desastre gracias a un proyecto faraónico que se llevará a cabo durante esta semana y que concluirá con el traslado y el definitivo desguace de la nave en el puerto de la ciudad italiana de Génova.
Las operaciones comenzaron durante la madrugada del lunes, hacia las 06:00 hora local y cinco horas más tarde el crucero volvió a estar a flote al separarse de la estructura submarina a la que permanecía sujeto desde que fue devuelto a su posición vertical, en septiembre de 2013.
Acto seguido, dos remolcadores trasladaron los restos del crucero 30 metros mar adentro, dejándolo a flote con ayuda de unos enormes cajones metálicos pero amarrado a la roca con un sistema de cables que le unen con la costa.
El plan incluye una elevación suplementaria del barco para permitir su correcto traslado hasta Génova.
Para que esto último se produzca, en los últimos meses se han instalado tanto a babor como a estribor esos cajones metálicos rellenos de agua que ahora tendrán que vaciarse para hacer las veces de flotador.
Por último, una serie de remolcadores trasladarán al puerto genovés la nave, que recorrerá 200 millas náuticas (370 kilómetros) a una velocidad de dos nudos (3,7 kilómetros por hora).
EFE