La noticia de que Robin Williams se encontraba en las primeras fases de la enfermedad de Parkinson ha supuesto toda una sorpresa para su amigo Michael J. Fox, quien fue diagnosticado con dicha dolencia en 1991.
“Estoy muy sorprendido tras haberme enterado de que Robin tenía parkinson. Estoy convencido de que todo el apoyo que ofreció a nuestra Fundación precedió a su propio diagnóstico. Era un verdadero amigo, espero que encuentre la paz”, escribió Michael J. Fox en su perfil de Twitter.
La responsable de hacer pública la enfermedad del humorista ha sido su esposa SusanSchneider, quien reveló este jueves que Robin ya era consciente de su enfermedad antes de quitarse la vida este lunes ahorcándose en su casa de Tiburón, California, a los 63 años.
Sin embargo, la batalla más dura que el genial cómico tuvo que librar durante la mayor parte de su vida adulta fue contra sus problemas con el alcohol, una adicción que no le impidió convertirse en el apoyo de otras personas que arrastraban su misma carga, como el humorista Jamie Kilstein.
“Cada vez que yo tenía problemas con mi adicción, o cuando me sentía deprimido, o se me pasaba por la cabeza la idea de tirar la toalla, Robin siempre estaba ahí para calmarme por teléfono. Solía quedarme sentado en mi oficina mientras Robin me ayudaba a superar esa crisis. Me ayudó en mis momentos más oscuros”, recordabaKilstein en la revista Us Weekly.
Pero, haciendo gala de su espíritu generoso, el oscarizado intérprete no se limitó solo a ofrecer apoyo moral, llegando incluso a hacerse cargo de la economía de Kilstein cuando las deudas sobrepasaron a su amigo.
“Mi programa de radio atravesaba un momento difícil, hasta el punto de tener casi que dejarlo porque nos iban a echar. Robin se enteró a través de un amigo común y me llamó para preguntarme sencillamente: ‘¿Qué es lo que necesitas?’. Se ocupó de completar mi salario hasta que me recuperé. Después, en el equipo solíamos bromear diciendo que no tendríamos anunciantes, pero teníamos a Robin Williams“, concluyó.
DC/E!