El dirigente juvenil de la derechista Unión Democrática Independiente (UDI), el chileno Felipe Cuevas, denunció hoy que fue objeto de un «hostigamiento sicológico constante» durante su detención en Venezuela, donde fue acusado de tomar fotografías a una instalación militar.
Cuevas, que rechazó la acusación y calificó su arresto de casi 24 horas como una «detención política», regresó hoy a Chile, luego de gestiones de las cancillerías de ambos países.
El dirigente, que preside la rama juvenil de la UDI, se encontraba en Caracas desde el pasado domingo, invitado por Emerson Cabañas, un líder estudiantil venezolano opositor al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
«Quería estar en Caracas y conocer la situación que viven miles de venezolanos”, dijo Cuevas en una rueda de prensa en la que detalló que además tuvo encuentros con movimientos políticos contrarios a Maduro y con la ex diputada opositora María Corina Machado y el padre del encarcelado dirigente Nicolás López, entre otros.
Su detención se produjo el pasado jueves cuando junto a Emerson Cabañas intentaban visitar a la estudiante Sailam Rivas, encarcelada hace tres meses por su participación en protestas opositoras.
«Al prohibirnos el ingreso al penal, fuimos encañonados de manera arbitraria solamente por estar caminando (y) supuestamente por estar tomando fotografías» de la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), dijo.
Tras ser arrestado fue trasladado a un penal donde estuvo en una habitación de 10 metros cuadrados, hacinado junto a otros 18 detenidos, y donde fue víctima de «un hostigamiento sicológico constante», aseguró el dirigente, que tras su arribo a Santiago fue derivado a un centro médico privado para constatar su estado de salud.
La policía lo acusó de «crimen internacional, de espionaje, de estar generando las llamadas guarimbas (protestas) para derrotar el gobierno de Maduro», añadió Cuevas, al denunciar también que algunos agentes le dijeron que no volvería «jamás» a Chile.
El dirigente, un ingeniero industrial de 29 años, reiteró que sus actividades en Venezuela fueron de «carácter público y todo dentro del marco de la ley».
«Lo que ocurre en Venezuela no es un problema de izquierda o derecha. Es un problema de derechos humanos, de libertad, de no respeto a las instituciones, al Estado de derecho, a la dignidad humana», opinó el dirigente derechista, que agradeció a su partido y al gobierno de la presidenta socialista Michelle Bachelet por posibilitar su retorno al país.
AR/DC/Diario Las Américas