El croata Marin Cilic se coronó campeón del US Open hace pocos minutos, luego de aplastar en tres sets al japonés Kei Nishikori con un triple 6-3, siendo esta la tercera final más rápida en la historia de la era abierta.
Con un temple desconocido hasta este torneo, Cilic supo mantener su momento de superioridad hasta el último punto, reduciendo a su rival a un terreno donde solo podría encontrar posibilidades en el caso de que el balcánico se desconcentrara, o lo que es lo mismo, Nishikori solo tendría posibilidades si Cilic bajaba el nivel, lo cual nunca ocurrió.
Ejecutando violentos derechazos y sabiendo elegir los disparos, el croata encontró en su saque un comodín que lo saco de problemas en más de una ocasión, exhibiendo el cambio de estrategia que empezó a usar desde que lo dirige una leyenda del tenis, como lo es el gran Goran Ivanisevic, otro nacido en Croacia que también se coronaría campeón de un Grand Slam, al derrotar a Patrick Rafter en Wimbledon.
El nipón no encontraría en ningún momento poner contra las cuerdas a su rival, y es que si bien es dueño de un magnifico revés y una excelente derecha, su mayor virtud, como lo es el aspecto defensivo (pregúntenle a Djokovic), no serviría de nada ante el salvajismo que imprimía Cilic en cada uno de sus tiros.
De esta manera el croata se consagra luego de muchos años siendo una promesa incumplida y luego de tener un año fantástico en cancha dura, alcanzando su estado de gracia en cuartos y semis, al destrozar a Thomas Berdych y a Roger Federer respectivamente.
El japonés por su parte no pudo cumplir su sueño de ganar un Grand Slam, pero todo apunta a que lo demostrado en este torneo fue la explosión definitiva, y que en un futuro cercano no solamente se hará con los torneos grandes, si no que será el más destacado de la nueva camada de tenistas que vienen a amenazar el reinado de los cuatro grandes (Nadal, Federer, Djokovic, Murray).
Lo visto hoy en Nueva York representa una grandiosa noticia para el tenis, al tener nuevos jugadores en los cuales confiar sus instancias más determinantes, y por ende, lograr mayor competitividad en un deporte criticado por ver siempre en sus podios a los mismos de siempre.
Todo parece indicar que este es el inicio de una nueva era.
Honor al caído, y gloria al campeón.
DC/Luis Orozco/@diariocontraste/@luisfran1