Al iniciar el mes de septiembre las operadoras de riesgos, economistas, inversionistas, empresarios, se preguntan si deben seguir o huir, dado a que los escenarios económicos presentes y futuros son nada alentadores.
Jesús Castillo Molleda / Politólogo, Profesor Universitario, Empresario, Locutor y Columnista / @castillomolleda
Se han presentado múltiples propuestas para salir de la crisis, entre otras, aumentar el impuesto sobre la renta, aumentar el precio de la gasolina, bajar el IVA, cobrar las cuentas pendientes, aumentar la producción diaria de barriles de petróleo para vender más a quienes pagan, no dar más ayudas internacionales, bajar el aparato burocrático, reinvertir en las empresas nacionales, eliminar el SICAD y establecer un solo tipo de cambio, sincerar las deudas con proveedores, el dinero excedente de la gasolina invertirlo en infraestructura vial, hospitalaria, educativa, turismo, programas sociales, seguridad, castigar la corrupción evidente y hacer más eficiente al gobierno.
Si miramos a nuestros vecinos, Colombia, Brasil, Perú, Chile, Uruguay, Bolivia, Ecuador, la tasa de inflación no pasa del 5% y el Producto Interno Bruto va en ascenso, inclusive Cuba se apertura hacia medidas económicas más liberales. Si la realidad refleja que de no hacer lo recomendado la inflación pasará del 90%, el dólar paralelo pasará la barrera de los Bs.100, la escasez aumentará al 43%, el cierre de empresas aumentará 7%, la fuga de capitales será irreversible, porque el gobierno no asume las acciones apropiadas para ganarle a la crisis. Es posible que no tenga claro qué hacer, no tenga el equipo humano de confianza, le convenga a alguien (del mismo gobierno) que el presidente fracase, terquedad, compromisos internos, conspiración, órdenes del partido de gobierno, falta de voluntad, mucha burocracia, oposición débil, sabotaje, dejarlo para después o simplemente se creerá que todo está bien. Lo cierto es que el costo de la vida, la escasez e inseguridad está provocando altos niveles de deterioro en la calidad de vida de los ciudadanos lo cual les genera una peligrosa desesperanza que puede desencadenar un alto desequilibrio social que el gobierno no podrá controlar.
La gente está fatigada de escuchar promesas incumplidas, requiere de acciones y resultados concretos a corto y mediano plazo. La olla está montada e hirviendo, el gobierno si toma los correctivos de inmediato puede disminuir el grado de incertidumbre porque los resultados serán aplaudidos por todos. No hay gobiernos malos lo que hay son gobernantes tercos y mal asesorados. Lo importante es estar claro que si no se toman las medidas económicas drásticas y de inmediato nos costará más años reconstruir la confianza en los ciudadanos e inversionistas. Nuestro país percibe alrededor de 80 mil millones de dólares anuales, los cuales si fuesen bien administrados otro gallo cantaría.
Las comunas sirven como espacio de participación popular de la mano a la administración pública, pero no sería justo infectarlas de modelos económicos fracasados. A la par, no muchos alcaldes y gobernadores hacen extraordinarias cosas por los municipios y estados que gobiernan. Maracaibo es un vivo ejemplo, a 485 años de su fundación se encuentra en el abandono más deprimente de su historia, un servicio de aseo urbano fracasado, falta de agua potable, apagones, baja presión de gas doméstico, un terminal de pasajeros que da miedo, una vialidad deteriorada y colapsada, sus calles y avenidas en la oscuridad, la inseguridad triunfando, la desinversión y construcciones abandonadas adornan la ciudad. 485 años y la ciudad ni himno tiene, la ineficiencia es el regalo que las autoridades le dan a Maracaibo, a pesar que hay algunos esfuerzos en rescatar plazas, parques, incorporar unidades de transporte público modernas por parte del gobierno regional. Maracaibo y Venezuela se merecen estar mejor. “Qué importa que el gato sea blanco o negro con tal que case ratones” Deng Xiaoping.
DC/ S.H. Jesús Castillo Molleda / @castillomolleda / jcastillo@fundacionzuliaproductivo.com