La mañana del pasado lunes, un recluso del Internado Judicial José Antonio Anzoátegui de Barcelona fue lanzado desde una de las torres, y falleció producto de la caída.
El privado de libertad fue identificado como Carlos Eduardo Silva, de 36 años de edad.
El hombre, quien presuntamente fue arrojado al vacío por compañeros de celda, tenía seis años recluido en la cárcel de Puente Ayala, tras participar en una riña que terminó en homicidio.
Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), realizaron el levantamiento del cadáver y lo trasladaron a la morgue del hospital Luis Razetti, donde llegó alrededor de las 3:40 de la tarde.
En el anfiteatro forense le observaron una fractura de cráneo severa y otra en la pierna izquierda.
Silva estuvo residenciado en la calle Venezuela de San José de Guanipa.
El papá del infortunado, quien se identificó como Rafael Ramón Centeno, relató que a las 11:30 de la mañana recibió un mensaje de texto en el que le informaban que su hijo se había electrocutado con un cable.
Sin embargo, fuentes del penal indicaron que al hombre lo asesinaron “porque se había mordido un cable”. Esta expresión podría significar que se metió en problemas, con alguien dentro de la cárcel.
Lissette Escudero/El Tiempo