Fue una especie de concierto íntimo el que ofreció la violinista Naomi Elishov de 60 años en el Hospital Ichilov de Tel Aviv, una suerte que tuvieron los cirujanos encargados de implantar un chip en su cerebro para corregir los problemas de temblor en sus manos.
La paciente logró deleitar a sus médicos con una faena completa de Mozart. Gracias al excelente trabajo de los doctores israelíes, Elishov ha superado esa gran prueba.
«Es la primera vez que opero a un paciente mientras ofrece un hermoso concierto. Espero que ahora pueda volver a tocar el violín ante muchas más personas para que así disfruten de su talento», resumió el neurocirujano israelí Itzhak Fried al frente de una intervención con mucho ritmo y expectación. Según cuenta, «el objetivo era reprimir el temblor que le molestaba diariamente. La operación fue realizada con anestesia local para que ella pudiese colaborar plenamente. La necesitábamos para localizar la zona exacta y detener el temblor».
Tras una larga carrera en la Orquesta Filarmónica de Lituania y en la Orquesta de Cámara de Israel y en el Conservatorio de Givataim (cerca de Tel Aviv), Elishov tuvo que abandonar la profesión hace veinte años debido a los temblores. Desde entonces, se dedicó a dar clases y soñar por un regreso a los escenarios. Un gran concierto en el lugar menos esperado silenció los obstáculos devolviendo la sonrisa y el violín a esta valiente israelí de origen lituano.
«No podía continuar viviendo así. Quería volver a tocar el violín, poder tomar una taza de té sin temor a que se me caiga o firmar yo misma un documento. Sólo lamento que haya tardado tanto en descubrir esta operación», explica la veterana violinista.
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