A propósito de la implementación del sistema biométrico para el racionamiento de alimentos hace algunos meses, el ex presidente de PDVSA, Guacaipuro Lameda en una carta abierta a Maduro habló sobre el tema.
Una de las frases más contundente que deja entrever la directriz que el Gobierno nacional puede estar tomando en materia económica viene de los labios del propio Fidel Castro quien le habría dicho a Lameda “a la gente hay que tenerla ocupada aunque sea buscando comida para someterla”.
Acá está la carta completa…
En tu alocución del 8 de marzo por la noche, en ocasión del día de la mujer, hiciste ver que te has dado cuenta que la gente que protesta en las calles no tiene líderes que los empujen o arrastren, te diste cuenta que ahora hay gente que no responde a otra motivación que el impacto que les causa el resultado del gobierno que presides, pero que, en descargo tuyo, es heredero del desastre construido por tu predecesor a quien tu acompañaste como canciller y que todo tu equipo también acompañó para construirlo.
Dijiste que ni siquiera a Capriles lo siguen porque le abuchearon y se tuvo que retirar sin que le dejaran pronunciar un mensaje. Luego, agregaste que eso es muy peligroso. Descubriste esa gran verdad que tu revolución ha construido y ahora tienes que aceptar las consecuencias y construirle #LaSalida. Eso está en tus manos.
Maduro, la sociedad venezolana ha tolerado durante 15 años a un gobierno que menosprecia a la gente y sus necesidades; tu gobierno, durante todo este tiempo las ha utilizado para mantenerse en el ejercicio del poder, te lo digo con la propiedad con la que me lo explicó Giordani y que hiciera público el ministro Hector Rodríguez al referirse a la política para con la población en situación de pobreza, o como me dijo Fidel Castro en La Habana: “a la gente hay que tenerla ocupada aunque sea buscando comida para someterla”. Ahora, parece que implantarás una versión moderna con una tarjeta electrónica, pero siempre con el mismo propósito: someter al pueblo alegando que se le defiende de un enemigo simulado por ustedes mismos.
Maduro, mucha gente se cansó de eso y se cansó porque ustedes erraron el camino, tu revolución se apartó de la democracia y dejó de reconocer que los partidos políticos, en negociación franca, honesta y transparente, constituyen el mecanismo democrático para construirle solución a los problemas, intereses y necesidades de la sociedad. Ustedes, en vez de ayudar a que los partidos políticos edificaran mejores estructuras y liderazgos renovados se empeñaron en convertirlos en el enemigo que necesitan para justificar una lucha de clases que ustedes también se inventaron para hacerse ver como los defensores de los pobres.
Maduro, la democracia no es sólo la farsa de elecciones que ustedes han armado con una serie de mañas que inician con un sistema de identificación que permite hasta la existencia de doble cedulados y no por accidente. De eso, no le preguntes a la señora de “la tendencia irreversible”, pregúntaselo al Coronel Santeliz, el que bajo su protección retiró a Chávez del cuartel de la Planicie, a continuación de su rendición el 4 de febrero de 1992. Él conoce mucho del CNE desde 1999 cuando comenzó a formar parte de sus filas; sabe de Indra, de Smartmatic y de otras cosas que no sé si te sorprenderán.
Así, ustedes empujaron a la gente para que no creyera en partidos políticos, ni en la dirigencia de esos partidos políticos y mucho menos en los procesos electorales que dejan dudas sin ofrecer solución creíble.
La realidad ha demostrado que en esa necesidad de ustedes, de mantener un “enemigo creíble” para exhibirse como guapetones, fracturaron al país en dos toletes de similar magnitud. Uno, el tuyo y el otro, nosotros a quienes la revolución nos niega nuestra identidad venezolana y nos llama apátridas, escuálidos, oligarcas, burguesía parasitaria, majunches o fascistas por no repetir otros obscenos calificativos que tampoco son muestras de ese amor del que ahora hablas por simple conveniencia del momento. Yo no te creo.
Maduro, te diste cuenta que mucha gente que te adversa dejó de creer en la dirigencia política y eso te incluye. No te pueden creer, por eso cuando tu invitas a diálogo y alguien de la oposición acude a tu llamado lo ven como un traidor y no como un líder en busca de soluciones para todos.
Ante el dialogo necesario, no se trata de imposiciones, ni de condiciones, en contrario eres tu quien tiene la obligación de ofrecer demostraciones de buena fe y darles tiempo para valorarlas. Tú no tienes la voluntad, o no sé si es que no te permiten ofrecer esas demostraciones de buena fe y pareciera que se te agotó el tiempo para ello.
Maduro, ahora, maniobras con discursos acomodados que pretenden justificar tus desaciertos, como lo de que “candelita que se prende, candelita que se apaga”, eso lo ordenaste con claridad: para “hacer valer, …/…, la orden de nuestro comandante Hugo Chávez”, así que para entenderlo veamos la orden originaria citada por ti mismo. Lo demás es escurrir el bulto…. Sea varón.
Maduro, te invito a que objetivamente y en la soledad de tu conciencia evalúes esa realidad que ustedes han construido. A continuación, me permito señalarte algunas dimensiones de esa realidad: vivimos en situación de duda permanente que, por ejemplo y ante tantas versiones escuchadas, no sabemos si en verdad eres venezolano a colombiano, o si tienes doble nacionalidad porque tus padres son colombianos y la nacionalidad colombiana no se pierde; dudamos sobre las circunstancias de lugar, tiempo y modo del fallecimiento de Hugo Chávez y en ambos casos es tan fácil aclarar las dudas con la sola presentación de copias certificadas de documentos que son de carácter público, pero también tenemos la duda si en verdad esos documentos existen. Estos dos casos ponen en tela de juicio la legitimidad y la legalidad de tu ejercicio como presidente de la república; sufrimos las consecuencias del hampa que roba y secuestra; de la violencia que, en promedio, asesina a un venezolano cada 20 minutos; de la impunidad de esos criminales que para colmo disfruta de privilegios y protección en un sistema penitenciario corrompido; el acoso y la agresión de unos motorizados paramilitares que actúan de manera pública y notoria ante la mirada indiferente de los cuerpos de seguridad del estado pero que tú y tu gobierno niegan su existencia; escasez de alimentos, de productos y servicios para nuestra vida cotidiana; la pérdida del poder adquisitivo mas voraz que ha sufrido el país en su era democrática; inseguridad jurídica; inestabilidad económica; desempleo; corrupción; ineficiencia de una burocracia creciente; efectos del narcotráfico; apartheid político; censura que impide una comunicación e información oportuna y veraz; la mentira, el engaño y el fraude como política de estado; la utilización de las instituciones del estado como instrumento de dominación política mediante acciones que infunden miedo; la entrega de la soberanía a un país extranjero y por si fuera poco la violación continuada de la constitución y las leyes, entre las que resaltan.
Maduro, para que hagas esta reflexión piensa que tus adversarios políticos somos unos pacientes y que tu eres el médico, piensa que te estamos diciendo lo que nos duele y tú tienes que determinar cuál es la enfermedad y cuál es el tratamiento adecuado, pero no me vengas con el cuento de que eso no es lo que nos duele, somos nosotros los que lo sufrimos y así lo manifestamos. Asume tu trabajo con entereza, tu estas allí para escuchar ese dolor de la gente y ponerle el remedio que le cure. Sé que estás muy distante de ser médico y me disculpas el ejemplo, pero trato de que entiendas lo que hasta ahora no has demostrado comprender.
Maduro, tú pides propuestas y yo te tengo dos. ¿Recuerdas que en abril de 2002 tú y Cilia me pidieron que fuera a Miraflores para un reencuentro con Chávez?, fue en la sede de Globovisión, donde ustedes dos llegaron a hacerme la propuesta, mi negativa y sus razones las dejo entre tú, los testigos y yo.
Hoy te digo que estoy dispuesto a ir, sin condiciones, pero a conversar sobre esa lista de dolores y para demostrarte que a la revolución, por la forma como está concebida, le resulta incompatible darles solución. Te anticipo la conclusión de manera sencilla, para darle solución a esos problemas tienes que sacrificar la revolución y eso no te es posible. Por eso, tu diálogo será un fracaso y si a caso, te servirá para ganar tiempo en una huida hacia adelante. A lo mejor y tienes éxito.
Mi segunda propuesta es que acepto trabajar a tiempo completo para beneficio de la revolución y sin remuneración alguna. Maduro, nómbrame comisionado especial contra la corrupción, otórgame facultad de acceso a los archivos y documentos de todas las dependencias del poder ejecutivo y te ayudaré a limpiar el gobierno de todos aquellos funcionarios que en el ejercicio de sus atribuciones hayan cometido o permitido que se cometan actos que merecen sanciones de conformidad con nuestra legislación vigente, igual cosa para con aquellos que sin ser funcionarios públicos hayan cooperado para que ello ocurriera. Te juro que, aún cuando tu revolución dice ser Bolivariana, del decreto que promulgó Simón Bolivar contra la corrupción, fechado el 24 de enero de 1.824 sólo sugeriré la aplicación de su artículo tercer que sería muy útil a los fines de la contraloría social.
Maduro, espero por tu respuesta y nuevamente recibe mi Felicitación por haber descubierto esa verdad que te atormenta.