Descubre si padeces del Síndrome de Otelo

Este martes un diario británico publicó que la mujer más celosa de Reino Unido se casó con su novio al que solía someter a un detector de mentiras cuando llegaba a casa. Y es que la mujer sufría del síndrome de Otelo, un trastorno provocado por celos desmesurados.

Toma el nombre de la conocida obra de Shakespeare, Otelo, que mata a Desdémona poseído por unos celos enfermizos.

El síndrome de Otelo es un delirio por el cual la persona que lo sufre está firmemente convencida de que su pareja le es infiel.

“La persona está obsesionada con la idea de la infidelidad y muestra una serie de conductas que se manifiestan tratando de buscar pruebas que lo demuestren, por ejemplo, entrando en el ordenador o mirando el teléfono móvil de su pareja. También puede mostrarse violenta o humillar al otro”, dice a BBC Mundo Walter Ghedin, psiquiatra y sexólogo.

141111153520 celos 304×171 thinkstock Síndrome de Otelo: cómo es la enfermedad de los celos extremos

Los celos desmesurados pueden destruir parejas.

En casos extremos la persona que padece del trastorno puede llegar a matar al objeto de sus celos.

“Cuando se llega al extremo del homicidio es que existe otro tipo de personalidad patológica de base como la paranoia o un delirio celotípico. Cuando hay un delirio es una idea irreversible con una serie de respuestas a esas ideas que son realmente graves”, dijo el experto argentino.

“Muchas veces los celos son alimentados por la influencia”, señala Ghedin, “en la obra de Shakespeare Otelo fue influenciado por Yago que le metía ideas de la infidelidad de su esposa. Los sujetos celotípicos pueden ser son influenciables por las opiniones de otras personas o medios de comunicación”.

La manera de tratar el síndrome de Otelo es buscar las causas que lo provocan. La psicoterapia es fundamental y en los casos extremos se recomienda medicación.

“Hay pacientes en los que la idea de infidelidad es tan preponderante, tan recurrente en su pensamiento que altera las relaciones con otras personas. En estos casos, una medicación atenúa la intensidad de la idea”, explicó Ghedin.

Distintos tipos de celos

Pero los celos no son necesariamente patológicos.

Según Ghedin, forman parte del capital de emociones que toda persona tiene. Se consideran síntomas de un trastorno psiquiátrico solo cuando dominan al sujeto e interfieren notoriamente en su vida de relación y en el resto de sus ocupaciones.

Podemos clasificar a los celos como:

Reacción emocional normal: es transitoria, no condiciona la vida de la persona ni de los demás.

Reacción emocional desmedida: afecta sobre todo las relaciones amorosas. Es más frecuente en mujeres con diferentes grados de dependencia. Pueden o no haber existido situaciones previas de infidelidad (ya sea personales, familiares o de amistades cercanas). Son controladoras y pretenden que el otro les despeje infinidad de dudas que nunca llegan a ser aclaradas.

Celos como rasgo distintivo de la personalidad: son personalidades desconfiadas, suspicaces, que condicionan la vida del sujeto y del entorno. Afectan todas las áreas: relaciones familiares, amorosas y trabajo, entre otras. Son fríos, calculadores, encuentran amenazas donde no existen y están convencidos que lo que piensan es una “verdad” indiscutible. Se denomina Trastorno Paranoide de la Personalidad.

Síndrome de Otelo: es un trastorno delirante con ideas de celos, también denominado celotipia. Son ideas que atrapan el pensamiento y convencen al sujeto de que el otro le es infiel. El delirante celotípico construye su delirio con datos irracionales y pierde el tiempo tratando de hallar comprobaciones para confirmar sus sospechas. Los delirios de celos pueden formar parte del trastorno delirante crónico o paranoia, pero también lo observamos en los comienzos de cuadros demenciales por deterioro involutivo de la corteza cerebral y en el alcoholismo crónico.

Afecta más a los hombres

El síndrome de Otelo afecta a mujeres y a hombres pero más a estos últimos. Según el experto argentino, la razón fundamental tiene bases psicológicas y culturales.

El apego real y simbólico a la figura de la madre actuaría inconscientemente generando sentimientos ambivalentes de amor-odio hacia las demás mujeres.

La cultura también impone sus reglas: en estos sujetos la idea de poder, dominación y fuerza sobre la figura femenina es imperante.

Ellos quieren mujeres que se sometan a sus reglas y cualquier conducta de autonomía de parte de ellas es vivida como sospechosa.

En opinión de Ghedin, ya sea el hombre o la mujer quien sufra el trastorno, lo importante es buscar ayuda antes de que el síndrome arraigue y se deterioren las relaciones entre la pareja.

DC/BBCMundo

Foto: Web

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