Ernesto Mejía, colíder en jonrones en la Liga del Pacífico en la pelota japonesa, estuvo de visita en el estadio Luis Aparicio “El Grande” de Maracaibo.
“Vine a saludar a mis hermanos, a darle ánimos”, respondió Mejía al circuito radial de los rapaces. “Aunque no lo necesitan ya que están rindiendo un mundo”.
Mejía, que no recibió permiso de los Leones de Seibú para actuar en el país, ayudó al Zulia a meterse en la clasificación en los últimos seis años, lapso en el que ganó dos premio al Jugador Más Valioso.
El llanero, líder absoluto en cuadrangulares dentro de la franquicia zuliana con 57 estacazos, deberá reportarse el próximo 28 de enero a los entrenamientos para ponerse en forma y llegar listo para su segunda incursión con Seibú, club con el que despachó 34 cuadrangulares.
“Fue una experiencia increíble, inolvidable. Hubo muchas cosas nuevas y positivas con la oportunidad que me dieron. Aunque no fue fácil terminar con esos números”, agregó el pelotero que renovó su contrato por un año, semanas atrás.
“La primera vez que fui al estadio (Seibu Dome) llegué tarde. Uno debe tomar tres trenes. Todo es nuevo, el idioma, las comidas. Pero sobre todo estar lejos de mi familia”.
Mejía agregó que apartarse de sus deseos de estar en las Grandes Ligas, no fue muy difícil. “Yo cumplí con lo que tenía que hacer en Estados Unidos. Me estaba estancando (en ligas menores) y no quería dejar pasar la oportunidad de ir a Japón. Por eso le pedí mi libertad a los Bravos de Atlanta. Quería explorar otras opciones”, confesó uno de los máximos paleadores del Gwinnett, sucursal triple A de Atlanta. “Seibú me contactó a través de mi agente, me ofrecieron trabajo y no lo pensé dos veces”.
En cada jornada el apoyo a Mejía creció, así como su cuota de estacazos que lo colocaron como el sexto criollo en sumar, al menos, 30 jonrones en la liga nipona.
Prensa LVBP / DC
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