Los 43 nombres de los jóvenes desaparecidos en México hace mes y medio fueron hoy coreados por miles de ciudadanos en marchas organizadas para exigir su aparición con vida, mientras los presuntos autores intelectuales de la noche violenta del 26 de septiembre siguen declarando ante la Fiscalía.
Se trata de la tercera jornada global de movilizaciones por los alumnos de la escuela para maestros de Ayotzinapa convocada por estudiantes de casi un centenar de universidades de todo México.
La marcha más multitudinaria se está celebrando en la capital mexicana y en ella participan miles de ciudadanos, en su mayoría estudiantes, en el trayecto que separa la residencia oficial de Los Pinos y el Zócalo capitalino.
También se unieron a la protesta los familiares de los 43 jóvenes que desaparecieron el 26 de septiembre en la ciudad de Iguala, tras ser entregados por policías al cártel Guerreros Unidos en una violenta noche en que murieron 6 personas y 25 resultaron heridas.
Durante la manifestación, el poeta Javier Sicilia dijo a Efe que apoya a los jóvenes mexicanos, ya que «son la reserva moral» y «si el Estado no les hace caso, ellos tienen todo el derecho a exigir».
«Espero que (el caso Ayotzinapa) sea la gota que colme el vaso y promueva una transformación profunda del país», apuntó Sicilia, cuyo hijo fue asesinado en marzo de 2011 por un grupo del crimen organizado.
Esta jornada se celebra un día después de la detención del exalcalde de Iguala José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda, en un domicilio de la capital mexicana.
Ambos son considerados autores intelectuales de los asesinatos y la desaparición, al ser regentes de un municipio que estaba sometido a Guerreros Unidos, un grupo criminal que surgió en 2009 tras la fractura del cártel de los hermanos Beltrán Leyva.
Aunque fuentes oficiales no han dado hoy información nueva sobre la captura de la pareja o sus declaraciones, medios locales publicaron que el matrimonio se ocultaba en una casa que les prestó Noemí Berumen, amiga de una de las dos hijas de Abarca y Pineda, quien fue interrogada y liberada horas después.
En declaraciones a Televisa, el recientemente nombrado gobernador del sureño estado de Guerrero, Rogelio Ortega, reiteró hoy que la captura permitirá completar «las piezas que faltaban en el rompecabezas» y «profundizar en algunas líneas de investigación».
«Yo siempre he insistido en que mientras no se nos demuestre de forma fehaciente que los muchachos están muertos», el Gobierno mexicano debe «orientarse a la búsqueda intensa», dijo.
En la capital mexicana, diversas organizaciones religiosas celebran en el Zócalo una vigilia de 43 horas de duración en las que están realizando ayuno y oración por los jóvenes.
Además, han instalado un altar en memoria de las personas desaparecidas y de los muertos en México, «como una muestra de todo lo que está pasando en el país», explicó a Efe Noé Amezcua, integrante del Centro de Estudios Ecuménicos (CEE) que participa en esta jornada.
En Guerrero, las protestas fueron protagonizadas por grupos de estudiantes, maestros y autodefensas, quienes cortaron varias carreteras.
Entre ellas, la Autopista del Sol, que une a la capital mexicana con la turística ciudad de Acapulco, y que estuvo cerrada durante más de seis horas a la altura de Chilpancingo, la capital del estado.
Además, continúa la marcha «43×43. Ni un desaparecido más» que desde el pasado lunes está recorriendo el camino entre Iguala y la capital mexicana, un acto organizado por el Consejo Estatal de Organizaciones (CEO), integrado por agrupaciones civiles de casi todo el país.
A través de un comunicado, el dirigente de este colectivo, Pepe Alcaraz, dijo que marchan para reclamar no solo por los 43 estudiantes, sino por aquellos que han aparecido en fosas clandestinas y cuya identidad se desconoce.
«Los miles de desaparecidos tienen nombre y familias. Y los jóvenes dónde están, y los mexicanos en manos de quién estamos», señaló el organizador de esta marcha en la que 43 personas caminan, apadrinando a cada uno de los 43 estudiantes.
EFE | DC