El Papa pide ternura para afrontar circunstancias duras

El papa Francisco invitó a los católicos a enfrentarse con ternura a «las circunstancias más duras de la vida» y a dejarse querer y acariciar por Dios para poder ver la luz en un mundo de tinieblas.

En estos términos se expresó Jorge Bergoglio durante la celebración de la Misa del Gallo en la Basílica de San Pedro del Vaticano.

La Misa de Nochebuena, que conmemora para los católicos el nacimiento de Jesús, comenzó a las 9:30 pm.

La celebración se inició con la procesión del papa Francisco hacia el altar mayor al son del canto de la «Kalenda», que en latín recorre desde la Creación hasta la noche en la que nació Jesús.

Tras la proclamación del Santo Evangelio, el máximo representante de la Iglesia Católica dirigió a los asistentes un mensaje con el que conmemoró la llegada de Cristo y les animó a reflexionar sobre la manera en la que se relacionan con Dios.

Durante la Misa, el obispo de Roma aseguró que la llegada de Jesús al mundo fue «una gran luz» que iluminó a los pueblos y disipó «la oscuridad» que inundaba en mundo, desde que se cometiera «el primer crimen de la humanidad, cuando la mano de Caín, cegado por la envidia, hirió de muerte a su hermano Abel».

En su homilía, Bergoglio leyó el capítulo 9 del Libro de Isaías en el que el profeta dejó escrita la frase «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brilló».

«La liturgia de la santa noche de Navidad nos presenta el nacimiento del Salvador como luz que irrumpe y disipa la más densa oscuridad. La presencia del Señor en medio de su pueblo libera del peso de la derrota y de la tristeza de la esclavitud, e instaura el gozo y la alegría», subrayó el papa argentino.

El papa Francisco invitó, asimismo, a los católicos a reflexionar sobre la manera en la que se relacionan con Dios.

«¿Cómo acogemos la ternura de Dios? ¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? ‘Pero si yo busco al Señor’ -podríamos responder-. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me encuentre y me acaricie con cariño», apuntó.

Tras la celebración eucarística, el octavo jefe del Estado Vaticano portó entre sus brazos al Niño Jesús y lo llevó en procesión hasta el Nacimiento, instalado en la Basílica Vaticana.

Jorge Bergoglio volverá a asomarse mañana al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro del Vaticano, igual que cuando fue elegido papa, para leer su mensaje de Navidad e impartir la bendición «Urbi et Orbi» (a la ciudad y al mundo) a los miles de fieles que se acerquen a escucharle.

DC | EFE

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