«Declaramos en cada uno de nuestros credos, que la esclavitud moderna en todas sus formas, prostitución, trabajos forzados, mutilación, venta de órganos o trabajo de niños, es un crimen de lesa humanidad», afirmó el Sumo Pontífice en su declaración.
En el acto participaron representantes de varias confesiones: por la hindú, Mata Amritanandamayi; el rabino argentino Abraham Skorka; el rabino David Rosen del Comité Judío Americano; el ortodoxo francés Emmanuel; el gran ayatolá iraquí Mohammad Taqi al-Modarresi; el arzobispo de Canterbury, Justin Welby y representantes budistas, entre otros.
El Santo Padre explicó que la esclavitud moderna, a pesar de todos los esfuerzos, continúa siendo un «flagelo atroz» y está presente en gran escala en todo el mundo, «incluso en el turismo», y lamentó que este crimen «seenmascara en costumbres aceptadas».
Además denunció que a la esclavitud moderna la encontramos «en las calles, las fábricas, en los apartamentos, en las ciudades y en las aldeas, en las naciones ricas y más pobres», y que lo peor es «que está situación se agrava cada día más».
Sus víctimas son de toda condición, agregó la máxima autoridad de la Iglesia Católica, aunque «la mayoría que la sufren son los más pobres y vulnerables». Francisco hizo hincapié en que «cada ser humano es una persona libre», y «todas las personas son iguales y se las tiene que reconocer con la misma dignidad y libertad».
DC | vía IB
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