Fronteras de Decisión Parte 1, por Raúl Parra

[CUIDADO] Dios coloca límites para que tomemos decisiones sabias, no para ahorcarnos.

Dios te hizo libre para tomar decisiones y responder por sus consecuencias. Para manejar esta libertad con responsabilidad Él diseñó fronteras para que tomaras excelentes decisiones; fronteras de decisión que son como las señales de tránsito que orientan o previenen a los conductores al circular por las vías urbanas y extraurbanas para protegerlos.

 

Estos límites los coloca Dios para que no bases tus decisiones en sentimientos, emociones, la presión popular o de otras personas, sino en convicciones sólidas que te eviten heridas, años de dolor y hasta la ruina de tu propia vida. Límites para tomar decisiones sabias, no para ahorcarnos. Él no nos coloca una cuerda y nos estrangula diciendo: Esto es lo que harás y lo que no harás…

 

¿Cuáles son esas fronteras o límites para guiar tus decisiones?

 

Son cinco:

 

¿Estoy totalmente convencido de que es correcto lo que haré?

 

Pregúntate esto sobre todo en aquellos asuntos grises que no lucen malos de forma evidente; o que son cambiados de color por una sociedad hedonista y permisiva, de la cual un profeta bíblico previene exclamando:  ¡Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo,…! (1)

 

El doctor Pablo asevera: …Dichoso aquel a quien su conciencia no lo acusa por lo que hace. (2) Frente a aquello que estás a punto de decidir: ¿Se ofende tu conciencia?, ¿Te condenas a ti mismo? Si haces algo que dudas si es correcto, probablemente está mal. ¿Qué hacer, entonces, cuando te enfrentas a esas áreas grises donde hay dos voces hablándote en tu interior? Una, representando a un espíritu maligno y la otra, representando la conciencia del bien y por tanto a Dios. Frente a la tentación una te dice: ¡Sí, hazlo, sí! Mientras que la otra te recuerda: ¡Sabes que no está bien!

 

Estás a solas con tu novia en la penumbra de la noche, frente a un cielo estrellado… y el espíritu inmundo te dice: Tócala, sí, dale, vía despejada, nadie les ve. Pero Dios te recuerda: El verdadero amor espera, respétala, el sexo seguro se llama matrimonio… En el noviazgo ten cuidado con la mano peregrina: la que sabes dónde comienza pero no dónde termina.

 

Eres casado, estás teniendo problemas con tu esposa y en tu círculo cercano te encuentras con otra mujer. El demonio te dice: ¿Viste? Te trata como un rey, mira qué dulce es; tu esposa no se va a enterar, además, ojos que no ven corazón que no siente; tu mujer siempre está molesta y cansada… Pero la voz de la conciencia te enseña: A las mujeres se les pone coronas, no cuernos.

 

Eres casada, tu esposo no te atiende como te gustaría. Otro hombre te flirtea y dice cosas bonitas. El espíritu maligno te susurra: Mira cómo te ve; el tipo es guapo, es todo un caballero; observa cómo te halaga y, además, hace aaaños que tu esposo no te dice lo bella que eres. Mientras que Dios te anima diciéndote: Consérvate pura.

 

Estás frente a un negocio redondo, pero turbio. La voz del mal te dice: Eso no se te va a presentar dos veces ¡Cuántos años de trabajo te vas a ahorrar en un solo negocio! Tienes que decir unas cuantas mentiras y cometer uno que otro fraude, pero total, no serás el primero ni el último. Con eso te puedes comprar el carro y la casa que has soñado, viajar… ¡Es ahora o nunca! Mientras que la voz de la conciencia te dice: Si permaneces honesto, mira lo que te ocurrirá: El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha… (3)

 

Antes de decidir algo hazte esta primera pregunta a ti mismo, no a otro. Y sigue la voz de Dios en tu conciencia. Las otras cuatro fronteras de decisión, en la próxima entrega.

 

Isaías 5:20ª (NVI) , Romanos 14:22b (NVI) , Salmos 84:11b (NVI)

 

DC / Raúl Parra / rlpt10@yahoo.es / @RaulParraT

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